Por qué el ciprés es el árbol que luce en los cementerios
Una de las características más llamativas de los cementerios (sobre todo de los países mediterráneos) es la visión de los solemnes cipreses que ahí se encuentran plantados.
El motivo de que este vistoso, alto y frondoso árbol esté plantado en el ‘camposanto’ se debe a la longevidad del mismo, su hoja perenne y a no necesitar cuidado especial alguno. Soporta bien los cambios bruscos de temperatura y no varía en su forma y color (verde oscuro).
La altura del ciprés ayuda en gran medida como cortavientos, plantándose próximo a los muros del cementerio, y al crecer su raíz de manera vertical y recta hacia abajo, esta no crea los posibles estropicios que otro árbol ahí plantado causaría a las lápidas y otros ornamentos fúnebres.
La costumbre de utilizar cipreses en los cementerios es antiquísima, encontrándonos que las antiguas civilizaciones griega y romana ya lo plantaban y atribuían toda una simbología alrededor de la muerte. La forma ascendente y frondosa del tronco hacia la copa de este árbol encaminaba (según la mitología) las almas de los difuntos hacia los cielos.
Y ya que he nombrado la mitología, encontramos en la griega el mito alrededor de Cipariso (cuya traducción es Ciprés), un joven que por error mató a su ciervo domesticado, siendo tan grande su dolor y pena que le pidió al dios Apolo que permitiera llorarlo eternamente, convirtiendo a Cipariso en un árbol (ciprés)y quedando, desde ese momento, relacionado este árbol con el duelo tras la pérdida de los seres queridos.