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Actualizado: 27/11/2024
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Se satura de cadáveres la sala de cremación del Cementerio aragonés de Torrero

Se satura de cadáveres la sala de cremación del Cementerio aragonés de Torrero

El Cementerio municipal de Torrero vive estos días una insólita situación: trabajar a destajo para incinerar los cadáveres que le van llegando. Al crematorio se le ha acumulado la faena hasta el punto de tener que doblar su plan habitual de trabajo. La causa: la desafortunada inauguración de un crematorio privado construido a las afueras de la capital aragonesa, que el mismo día de su estreno a las pocas horas de empezar a funcionar tuvo que cerrar por un incendio. Ocurrió el pasado viernes.

El horno se puso en funcionamiento, tenía los primeros fallecidos a los que incinerar, pero un posible defecto de construcción hizo que un conducto ardiera y tuvieran que intervenir los bomberos. Las instalaciones ni pudieron seguir funcionando ni podrán hacerlo hasta que se revisen y se adecúen para garantizar la seguridad del recinto. Y, mientras tanto, un buen número de cadáveres que esperaban allí a ser reducidos a cenizas para entregárselas a sus familiares.

Los propietarios de este crematorio tuvieron que recurrir al del Cementerio municipal de Torrero, que gestiona otra empresa privada. Según ha informado El Periódico de Aragón, los cuerpos que esperaban turno en el crematorio privado fueron derivados al del Cementerio de Torrero, pero los trámites supusieron una penosa demora para sus familiares, con fin de semana de por medio: recibieron las cenizas con tres días de retraso, y eso después de poner a prueba la capacidad de reacción del otro crematorio municipal, que tuvo que acelerar el trabajo.

Ayer lunes tenían programadas en Torrero seis incineraciones, pero tuvieron que atender quince. Y este martes, a las que ya tenían previstas, deberán atender tres más que no han podido ser practicadas en el crematorio privado.

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