Los humanos ponían flores a sus difuntos desde hace más de 12.000 años
Los humanos que vivían a orillas del Éufrates hace unos 12.000 años homenajeaban a sus muertos de manera muy parecida a los actuales. Entre los enterramientos de la cultura natufiense se han encontrado collares, conchas procedentes del mar Rojo, obsidiana y huesos de gacela tallados como ornamento.
Ahora, un equipo de investigadores israelíes ha encontrado impresionadas en la roca las huellas de lo que puede ser la ofrenda de flores funeraria más antigua documentada hasta ahora. El equipo de Dani Nadel, del Instituto Zinman de Arqueología, analizó los enterramientos de la cueva de Raqefet, en Israel, y encontró huellas de flores en las tumbas con entre 11.700 y 11.700 años de edad.
El hallazgo se produjo en una docena de tumbas con diferentes disposiciones, decoradas a menudo con pigmentos ocres y diversos abalorios. En particular, las flores eran más abundantes en los enterramientos de los individuos 25 y 28. Los dos esqueletos – pertenecientes a individuos de 15 y 30 años – fueron hallados con sus espaldas apoyadas una contra la otra, los codos juntos y las rodillas flexionadas.
El estudio, publicado este lunes en PNAS, indica la presencia de flores de la familia de las lamiáceas (a las que pertenecen la menta, el orégano y el tomillo) y de las vistosas escrofulariáceas, como la dedalera y la eufrasia. En la base de las tumbas se encontraron hasta 30 impresiones de flores, en las que se distinguen tallos y pétalos de especies que aún hoy crecen en las laderas y terrazas de la zona.
La mayoría de estas flores destacan por su colorido y por el aroma, y algunas tienen usos medicinales. En opinión de los investigadores, estaríamos ante la evidencia más antigua de ornamento floral en tumbas- al margen de un caso en alguna cueva neandertal no confirmado – y la confirmación de que el enterramiento requería un trabajo sofisticado y planeado, «con un significado social y espiritual que anticipaba los profundos cambios del final del Pleistoceno».