Tras un análisis del cabello encuentran en las momias de niños incas, restos de alcohol y hojas de coca
El análisis del cabello de las momias de niños incas, que vivieron hace 500 años, ha determinado que los menores consumieron alcohol y hojas de coca antes de ser sacrificados. El trabajo, elaborado por la Universidad de Bradford y publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), arroja así nuevos datos sobre las causas de la muerte estos niños, hallados en 1999 en unas tumbas de piedra en Argentina.
La mayor tiene unos 13 años y es conocida como la ‘doncella de hielo’, porque murió de frío en los Andes, en donde fue abandonada como sacrificio. Su cuerpo se encontró con las piernas cruzadas, con la cabeza caída hacia adelante y las manos apoyadas en el regazo. Llevaba un tocado de plumas sobre su cabello bien trenzado y había hojas de coca entre los dientes, junto a su mejilla.
Los expertos han indicado que pudieron ser sacrificados en una ceremonia llamada ‘capacocha’, un ritual que utilizaba para infundir miedo entre la población y que ayudaba al control de los mandatarios de un imperio Inca en rápida expansión. El análisis del cabello de los niños, que todavía contiene huellas químicas de su dieta, muestra que los tres fueron ‘tratados’ con drogas y alcohol desde meses antes de morir.
Las cantidades de estas sustancias halladas en los cuerpos son particularmente altas en la niña de 13 años porque, según las teorías de los científicos, pudo mostrar mayor resistencia.
Los investigadores de la Universidad de Brandford han señalado que las hojas de coca, que liberan un estimulante suave cuando se mastica, habrían ayudado a hacer frente a las consecuencias de la altitud, mientras que el alcohol –que se trataría de una bebida hecha de maíz fermentado conocida como chicha– habría ayudado a los menores a lidiar con el frío.
El autor principal del estudio, Andrew Wilson, ha destacado que es probable que la doncella fuera seleccionada para el sacrificio 12 meses antes de su muerte y fue cuando comenzaron una serie de rituales que implican el consumo de estas sustancias hasta el momento de la muerte». «El hecho de que en sus últimas semanas la joven muestre niveles consistentemente altos de coca y alcohol en comparación con los niños más jóvenes sugiere que hubo una mayor necesidad de sedarla en las últimas semanas de vida», ha indicado.