Instituto de Medicina Legal de Galicia ayudo en la identificación de fallecidos en el accidente del Alvia
El Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) participó con 40 profesionales en la identificación de personas fallecidas en el accidente del tren Alvia en la curva de Angrois. Forenses, auxiliares de autopsias y otro personal colaboraron en las tareas, y ahora harán seguimiento de los accidentados, afirma la médica forense Beatriz Otero, directora de la entidad.
-¿Fue muy laboriosa la identificación de fallecidos?
Sí, pero resultó relativamente sencilla gracias a la actitud de las personas que intervinieron, en el multiusos de Sar, donde estaban los cadáveres; y en el centro Cersia, con las familias. Fue increíble el esfuerzo de nuestro personal con psicólogos, Protección Civil, emergencias del 112, el Concello y hosteleros de Santiago, o la colaboración más directa con la Policía Científica. Así, el sábado por la tarde se pudieron devolver los 78 cuerpos, identificados, a las familias. No descansamos hasta que lo conseguimos: yo, desde las 21 horas del miércoles hasta el sábado por la tarde casi no he dejado de hablar y apenas dormí.
-¿Cómo fue la identificación?
Las primeras identificaciones fueron más rápidas: 74 por huella dactilar, por los equipos especializados de la Policía Científica; y una por la dentadura. Las 3 últimas resultaron más complejas, y hubo que recurrir a técnicas de investigación de ADN, porque no había huellas fiables. Se hizo la autopsia a todos.
-¿Qué diferenció este trabajo del habitual de un forense?
Fue muy distinto, por la magnitud de la catástrofe y la multiplicidad de víctimas. En estos casos hay mayor riesgo de errores. Además, se movilizan muchos recursos e intervienen muchas personas, que hay que coordinar, y esa no es la práctica habitual de un forense.
-¿Cómo se encuentra el personal del Imelga que participó en esta catástrofe?
El personal del Imelga se concentra en hacer bien su trabajo y actuar con diligencia, para conseguir que las familias reciban los cuerpos y no sufran tanto; para eso debemos ejercer rápido y bien, y eso nos protege. Pero cuando nos retiramos a nuestras casas y somos conscientes de lo que hemos vivido, las emociones afloran. Nos conforta haber ayudado a aliviar tanto dolor como vimos, y el hecho de que sabemos que lo hemos hecho bien.
-¿Qué es lo más necesario para las familias en estas situaciones?
-Hay que atender y acompañar a los familiares de las víctimas en una situación tan dolorosa como es la muerte inesperada, que además se ve agrandada, porque las emociones también se contagian. La desgracia ocasiona un estrés emocional tremendo; no solo para familiares, también para especialistas, porque la desgracia de otros se contagia. Por eso se deben asistir bien las emociones y auxiliar a las familias, facilitándoles mucha información y compañía.
-¿Destacaría alguna conclusión de este accidente tan grave?
Ahora con serenidad vamos a analizar nuestra actuación, para sacar conclusiones laborales. Nos reuniremos, para potenciar lo que se hizo bien e intentar corregir lo que se hubiese hecho mal, eso en la parte institucional; en la personal, cada uno sacará sus propias conclusiones. Pero la conclusión fundamental es que la gente ante la desgracia se crece y da lo mejor de sí misma; y todo el mundo de los equipos implicados ha dado lo mejor, profesional y personalmente.
-¿Les resta ahora mucho trabajo relacionado con este accidente?
Ahora nos queda el seguimiento de las personas accidentadas, de los heridos, supervisar su evolución. Pero tras haber finalizado las identificaciones de las personas fallecidas, podremos descansar y estar un poco más tranquilos.