Se producen continuos robos de maceteros con flotes en el cementerio de Buño
Los pequeños hurtos cometidos en la comarca en los últimos meses, también afecta al cementerio de Buño, (provincia de La Coruña) que se une a la lista de camposantos atacados por los ladrones. En el caso de esta parroquia malpicana el problema viene de lejos, porque hace meses que desaparecen los maceteros llenos de flores y, de hecho, han tenido que colocar una cadena en la entrada para evitar el acceso de vehículos, porque la sustracción de estos elementos decorativos era masiva.
«Hasta 11 tiestos juntos se llegaron a llevar», explica Manuel Sánchez, encargado del mantenimiento y de otras actividades comunitarias de Buño, como la cocedura del Forno do Forte. Sin embargo, en los últimos días, el problema se ha vuelto a reavivar y ahora las piezas robadas son elementos bastante específicos, unas tarrinas metálicas de medidas muy concretas puesto que están realizadas para introducir dentro de los maceteros de mármol que las tumbas llevan adosados.
El valor de lo sustraído no es elevado en su conjunto, pero sí tiene su importancia para los afectados, puesto que, por cada cajetín de acero inoxidable nuevo se llega a pagar entorno a los 70 euros. Además, que los robos ocurran en un espacio tan simbólico para las familias multiplica el impacto negativo de estos hechos.
Las hipótesis sobre la autoría de los hurtos son múltiples, porque, según señala Sánchez, «la gente dice un poco de todo», aunque poco se sabe a ciencia cierta. Habitualmente, en esta clase de incidentes, el destino de las piezas suele estar a pocos metros de su ubicación original, pero no es el caso y menos en los que tiene que ver con los tiestos, que la cuidadora del camposanto está convencida que alguien se los llevó para su casa.
En cuanto a las tarrinas metálicas, los afectaros especulan con la posibilidad de que fuesen sustraídos para revenderlos o que se destinasen a la chatarra, esto último bastante improbable, dado su escaso peso y la prácticamente nula cotización que podrían alcanzar.
Sean acertadas o no estas teorías, lo que sí está claro es que el asunto molesta, sobre todo a algunos vecinos, a los que les parece inconcebible que haya gente que se dedica a robar cosas que no tienen otra finalidad que honrar y recordar a los difuntos.
Sin embargo, este asunto no es ni nuevo ni exclusivo de Buño, porque se ha producido de manera repetida en estos puntos de la comarca. El más significativo, tanto por el valor simbólico como económico de lo robado, tuvo lugar en San Mariña (Camariñas), donde octubre del año pasado faltaron varias piezas de oro de la tumba de un joven, que finalmente fueron recuperadas por la Guardia Civil. El más reciente se produjo en Oca (Coristanco) en el mes de junio, cuando faltaron más de un centenar de rejillas metálicas del drenaje del camposanto parroquial.
Ya no respetamos ni a los muertos, eso dice mucho del ser humano…