El cementerio de Rubiáns cuenta con un horno crematorio que nunca se ha utilizado
El cementerio municipal de Santa María de Rubiáns (provincia de Pontevedra) alberga un horno crematorio que se compró por un dineral en uno de los mandatos de Javier Gago. Muchos vecinos de Vilagarcía desconocen la existencia de esta máquina, pues lo cierto es que no se utiliza, según confirman los empleados del departamento de Cementerios. Tampoco se ha usado con regularidad.
No obstante, este «precedente» de crematorio atesora una curiosa historia. Una sola vez se puso en marcha y el intento resultó un fracaso. Unos cuentan que los operarios que en su día quisieron ponerlo a funcionar no fueron capaces, mientras que otras personas aseguran que se activó, pero era tal la fumata blanca que salía del camposanto de Rubiáns que provocó una gran alarma en toda la parroquia. Los coches que circulaban por la avenida de Pontevedra, uno de los viales más transitados de Vilagarcía, incluso se detenían ante la humareda. Desde entonces, nunca más se volvió a encender.
Alto consumo
Aparte de la inversión que requirió la compra e instalación del horno, también es muy costoso el funcionamiento del mismo, pues tiene un depósito de 10.000 litros de gasoil, apunta la actual concejala de Cementerios, Rocío Llovo.
Proceso actual
Actualmente el proceso habitual para el depósito de los restos de las exhumaciones es echarlos en una zona cerrada con bloques y una puerta, en el camposanto de Rubiáns. La fosa tiene unos tres metros de fondo y otros tantos de ancho. Cuando se llena, los empleados de Cementerios piden permiso a la Xunta para realizar la quema y entonces se personan en el lugar efectivos de Protección Civil para vigilarla. En el camposanto municipal de Carril hay otra zona para este mismo cometido.