El Islam no considera a los cementerios como lugares sagrados, sólo se exige respeto a los difuntos
«En el Islam, el cementerio carece de carácter sagrado. Es un lugar que exige un respeto al cuerpo de los difuntos. Nada más”, explicó Hakim Abu-Sharif, profesor argelino miembro del colectivo islámico de Jerez.
“Nosotros no tenemos día de los muertos”, señaló Abu-Sharif, quien agregó que “el Islam propone no aportar flores, estatuas ni construir encima de la tumba. Propone señalar únicamente el lugar con una tabla o una lápida donde está enterrado el cuerpo». «Toda la tierra es una mezquita donde se adora a Dios. Nosotros desacralizamos las cosas. Nacemos para morir, la muerte es una realidad”, afirmó.
Asimismo, recordó que el Ayuntamiento de Jerez cedió una pequeña parcela de 322 metros cuadrados dentro del cementerio católico, disponible desde 2001 gracias a la “buena voluntad” que mostró el consistorio a la solicitud efectuada por el colectivo islámico. Desde entonces se ha dado sepultura a casi medio centenar de musulmanes.
Aquella solicitud de espacio, explicó el profesor, respondía a la demanda existente, “porque los musulmanes andaluces, cuando fallecen, no van a ser enterrados en Argelia o en Marruecos, son españoles. Y hay familias radicadas aquí en Jerez que prefieren enterrar a los suyos en esta tierra”, concretó.
El profesor animó a otros colectivos a solicitar a los ayuntamientos un lugar donde poder enterrar a sus seres queridos, amparándose en el acuerdo de cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España de 1992.
El texto afirma que “se adoptarán las medidas oportunas para la observancia de las reglas tradicionales islámicas, relativas a inhumaciones, sepulturas y ritos funerarios”, y se reconoce el derecho “a trasladar a los cementerios pertenecientes a las comunidades islámicas los cuerpos de los difuntos musulmanes”, teniendo en cuenta “lo dispuesto en la legislación de régimen local y de sanidad”.
Según las costumbres musulmanas, el sepelio se organiza de forma solidaria por la comunidad, los familiares y los amigos. “Se lava el cuerpo y se envuelve en una tela blanca de una pieza sin costura y se deposita, sin caja alguna, en la fosa, que es doble, porque el difundo se pone de lado, con la cara dirigida hacia la Meca. A veces hay casos excepcionales en los que enterramos también con ataúdes, por normativas sanitarias”, explicó el miembro del colectivo islámico jerezano.