El “dilema” de los crematorios
El 9 de julio del 2008 comenzaba a funcionar el primer tanatorio de la ciudad del calzado de la empresa Mémora Pastrana. Entonces, las autoridades subrayaban que Arnedo (La Rioja) daba un paso más hacia la modernidad gracias a poner al día este servicio. Hoy, seis años después, los vecinos de Arnedo observan cómo avanzan las obras de construcción de otros dos tanatorios: el de San José en la avenida Benidorm, junto al centro de salud, y otro de iniciativa privada local en la misma calle del cementerio, en Vía Crucis, 26. Y, además, se abre la posibilidad de que, aún con mayor velocidad en el tiempo, la ciudad pase a tener uno, dos o, en la más exagerada de las posibilidades, cuatro hornos crematorios.
Este pasado lunes expiraba el plazo para que los afectados presentaran alegaciones a la solicitud de la empresa Mémora Servicios Funerarios S. L. de licencia ambiental, conjunta con la de obras, para la instalación y puesta en funcionamiento de un horno crematorio en su tanatorio, ubicado frente al cementerio.
Al igual que ocurrió hace un año, cuando los promotores del tercer tanatorio plantearon esta posibilidad, numerosos vecinos se han opuesto a esta construcción. Pero no hay base legal en el Plan General de Arnedo para rechazar a la empresa esta solicitud. De hecho, fue el rechazo social el que hace un año llevo a la iniciativa arnedana a retirarla.
Ante la posibilidad de que cada uno de los tres tanatorios puedan requerir la construcción del servicio de crematorio, el Ayuntamiento ha lanzado la idea de construir uno municipal, en el mismo cementerio, y sacaría a concurso su construcción y gestión. De este modo, es probable que en unos meses la ciudad cuente con dos crematorios, el público y el privado de Mémora. Pero podría llegar a tener cuatro si los otros dos tanatorios también plantean contar con el horno por su cuenta.
Esta perspectiva se enfrenta a unos datos que demuestran que la media del número de fallecimientos ha bajado en los últimos años: de 110 en el 2011 a 82 en el 2012 y 84 el pasado año. De ellos, un tercio corresponde a incineraciones, el porcentaje más alto de La Rioja, un servicio que cuesta entre 250 y 300 euros. «El estudio que estamos realizando nos dirá si es rentable construir el crematorio público con ese porcentaje de incineraciones, pues debemos mirar muy bien los números porque no estamos dispuestos a que este servicio tenga soporte de dinero público», explica ante la situación el alcalde, Juan Antonio Abad.