Los cementerios de la provincia de Orense necesitan más espacio para evitar su saturación
La necesidad de ampliar los cementerios o buscar terrenos y presupuestos para acometer una nueva necrópolis es una de las tareas en la que coinciden la mayoría de las corporaciones municipales de las grandes villas orensanas. Los espacios existentes se ven saturados y la falta de previsión hace que haya casos en los que los vecinos tienen que buscar en las parroquias del contorno su última morada. Esto es precisamente lo que ocurre en Ribadavia. El cementerio municipal está saturado y ya no se pueden construir ni panteones ni tumbas.
El camposanto está en el centro del pueblo, por lo que una ampliación ya no es legalmente posible y los vecinos suelen recurrir a los cementerios de otras parroquias en donde pueden adquirir la propiedad. La titularidad de los panteones concluye a los 90 años, aunque puede ser solicitada de nuevo por los descendientes y muy pocos pasan de nuevo a manos municipales. En estos momentos el Concello no dispone de ninguno. El Plan Xeral de Ordenación, pendiente de la aprobación definitiva, contempla un nuevo camposanto entre las localidades de Francelos y Prexigueiro.
El cementerio de Carballiño, ubicado en Señorín, es parroquial y también está completo. Hay una lista de espera de 20 personas interesadas en adquirir panteones. Cuando hay algún difunto que no tiene nicho, otros propietarios autorizan el entierro de forma provisional. También existe una amplia zona en tierra para casos de emergencia, para los que desean ser enterrados en tierra y para quienes no tienen panteón. El avance del Plan Xeral de Ordenación contempla la posibilidad de realizar una ampliación.
El cementerio municipal de Allariz, ubicado en Vilanova, tiene 163 panteones y 147 nichos, a los que hay que añadir 40 más que se ejecutarán próximamente. El Concello lleva varios años haciendo obras de ampliación y humanización, sobre todo para dar respuesta a la petición de nichos existente. En la actualidad hay oferta de unos 20 nichos y terreno suficiente dentro del recinto para albergar otras 22 sepulturas A estas cifras hay que añadir las tumbas del cementerio parroquial, que rondan las 250. En Celanova el cementerio es parroquial y tiene unas 700 tumba.
Se hicieron dos ampliaciones, hace 27 y 13 años respectivamente. “En estos momentos no tenemos ningún problema, hay oferta suficiente para la demanda que pueda haber en los próximos años”, comenta el párroco, Cesar Iglesias, que explica que en la última zona de ampliación hay terreno libre para la construcción de entre 130 y 140 sepulturas nuevas.
En O Barco de Valdeorras el Concello está estudiando una ampliación del cementerio municipal cuando no hace ni un año que inauguró la última fase del recinto. En estos momentos los empleados municipales tienen un centenar de solicitudes de vecinos.
En A Rúa hay dos camposantos. Ambos son parroquiales y se encuentran al límite de su capacidad. Según el alcalde, Avelino García, la capacidad de ampliación es muy limitada y pos eso el Concello estudia la creación de un cementerio mancomunado con Petín y así se contempla en los estatutos de la futura Mancomunidad que promueven ambos concellos. Carballeda de Valdeorras también tiene al límite la ocupación de sus cementerios y el Concello firmó un convenio con el Obispado de Astorga, por el que la diócesis redactará los proyectos técnicos y la Administración local ejecutará los trabajos.
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