Los velatorios proliferan en las zonas rurales y ya son 32 los municipios de Albacete con este servicio
Las salas de velatorio han proliferado en las zonas rurales en los últimos años. El cambio cultural es imparable. «Igual que hace unos años empezó a verse normal ingresar en una residencia a las personas mayores, hoy se acepta lo de velar a los muertos en tanatorios dotados de cómodos servicios», explica el responsable de una funeraria, quien no obstante admite que en algunos pueblos de Albacete (Castilla la Mancha), la población se ha mostrado reacia en un primer momento hasta que algún difunto notable del vecindario ha utilizado el servicio.
Asimismo, en el sector de las pompas fúnebres, entienden que, por cuestiones de rentabilidad, es difícil que los pueblos más pequeños tengan un edificio funerario con los servicios idóneos. El primer velatorio de la provincia empezó a funcionar hace cerca de tres décadas en Caudete, montado por una funeraria y no fue hasta 1993, es decir, hace 21 años, cuando se abrió el tanatorio de la capital, el primero en funcionar en el territorio provincial. Hoy ofrece más de un millar de servicios al año.
Tras la capital, se fueron construyendo edificios funerarios en las localidades de mayor población, como Almansa, Villarrobledo o Hellín; hasta que la fiebre por edificar salas de velatorio llegó a los pueblos más pequeños. La lluvia de millones del Plan E sirvió a muchos ayuntamientos para dar respuesta a lo que empezaba a ser una demanda social y así en el 2009 una decena de localidades aprovecharon estos fondos para construir sus salas de velatorio, entre otros Barrax, Valdeganga, Montealegre del Castillo, Villamalea, Carcelén, Balazote, Molinicos o Nerpio.
Hoy al menos 32 municipios ofrecen a sus vecinos un lugar donde despedir a sus seres queridos, sea un velatorio o un tanatorio. Y los planes para abrir nuevos edificios no cesan. En San Pedro construyeron con 49.000 euros del Plan de Obras y Servicios la estructura de su tanatorio y ahora terminarán el edificio con 112.000 euros que les llegarán de fondos europeos.
Su alcalde, Abelardo Gálvez, cuenta que los vecinos le apremian a que termine esta construcción que tendrá unos 200 metros cuadrados cuanto antes, «la gente ya no quiere velar a sus familiares en casa, no quieren que les quede ese recuerdo», explica el regidor de San Pedro que quiere tener listo el tanatorio para noviembre.
En Peñas de San Pedro también ofrecerán pronto este servicio a sus vecinos, «queremos hacerlo para final de año». Su alcalde, Antonio Serrano, cuenta que lo habitual en su localidad es que seguir velando al difunto en las casas, a no ser que la persona fallezca en el hospital y sus familiares decidan llevarlo directamente al cementerio sin regresar a casa.
Precisamente, para evitar las incomodidades que suele traer la organización de estos duelos en las casas, donde muchas veces hay que retirar muebles, acopiar sillas del vecindario y salvar inconvenientes como barreras arquitectónicas o estrecheces, en Peñas de San Pedro construirán en el cementerio una salas de velatorio sencillas, pero adecuadas para dar el último adiós a sus vecinos, ayudando a las familias a pasar por este último trance.
En Casas de Juan Núñez existe también una creciente demanda vecinal, tanto es así que muchos de sus vecinos optan por velar a sus seres queridos en el tanatorio de Albacete, a la espera de contar con este servicio en su propio pueblo. La complicada situación política de Casas de Juan Núñez ha impedido que comiencen las obras. Con 70.000 euros de fondos de la Diputación, llegaron a adjudicar el proyecto, pero la oposición votó en pleno la paralización de la obra y que dicho dinero fuese destinado a construir nichos, «y como no tenemos mayoría, tenemos que respetar los acuerdos del Pleno», explica su alcalde, Alonso Cutanda, que tratará de desbloquear este proyecto en lo que resta de mandato.
El alcalde de Casas de Juan Núñez asegura que en este pueblo de casi 1.500 habitantes la demanda de un velatorio es importante y achaca la oposición del PSOE a que se construya al interés de un concejal socialista por ofrecer este servicio de forma privada, «tiene una funeraria y pidió permiso para hacer un velatorio, pero las normas subsidiarias de la localidad dicen que no se puede autorizar esa instalación dentro de la población». Ossa de Montiel es otra de las localidades que en breve ofrecerá este servicio a sus vecinos.
Su alcaldesa, Luisa Clemot, explicó que aquí ha sido una empresa privada la que ha tenido la iniciativa de construir el velatorio en un edificio cercano a la iglesia. A la espera de su apertura, hay vecinos que han optado por despedir a sus difuntos en los vecinos tanatorios de Munera o El Bonillo, e incluso, cuenta la alcaldesa, en alguna ocasión se ha utilizado una nave para velar a algún difunto cuando los domicilios de los fallecidos no reunían condiciones.
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