Presidenta de la Asociación Parque Funerario de San Rafael y San Roque denuncia el mal estado del cementerio

Santa Cruz de Tenerife. La presidenta de la Asociación Parque Funerario de San Rafael y San Roque, Teresa Laborda, lamenta el «mal estado del viejo cementerio, sobre todo de la zona del Calvario. “La inseguridad nos ha hecho suspender ya varios actos que habíamos previsto allí como el del 1 de noviembre del año pasado o el del 14 de abril del actual por el Día de la República, que tuvimos que trasladar al entorno del Monumento de Fyffes. Exigimos una solución para poder abrir el camposanto como deseamos».

Laborda criticó de nuevo «la rehabilitación del paseo central, para la que levantaron y partieron gran parte de la losa chasnera», porque «no se ha hecho con personal cualificado como corresponde a la restauración de un BIC de más de 200 años». Pero el Calvario, añade, «continúa sin ser restaurado y está inhabilitado para celebrar ningún acto. Tampoco han garantizado la seguridad en los senderos. Y por si fuera poco pretendían que corriéramos con la responsabildad si ocurría algo. Un disparate».

Para Laborda, «la restauración del Calvario no sería costosa. Aunque tiene astillas bastaría con darle una capa asfáltica impermeabilizante y retirar las planchas de refuerzo colocadas por Servicios Públicos, que han sido muy útiles. También habría que arreglar los adornos exteriores, que están bastante deteriorados»

Al respecto, señala, «carecemos de información aunque parece que querían acometer ahora la reforma del cementerio inglés, pero nuestra noticia es que ni siquiera han abierto la puerta de acceso a la parte protestante. Solo hay unas escaleras de piedra suelta, sin uniones, muy peligrosas. Lo digo con conocimiento de causa porque hace dos años me caí y ha habido otros incidentes que han afectado a visitantes o familiares que tienen allí las tumbas de sus antepasados».

Teresa Laborda explicó otro problema estructural que se tiene que afrontar en su opinión: «Las llamadas cunas, las verjas metálicas alrededor de los panteones, que son de hierro, en su mayoría están oxidadas y apenas sujetadas por unos débiles cables. Hay un riesgo si alguien se pincha».

La portavoz de la asociación acabó con una reflexión: «Hay muchas familias que tienen ahí a sus fallecidos y estarían dispuestas a colaborar en la restauración. Puede que ya no sea su propiedad al haber acabado el período administrativo de concesión que establece la ley, pero podría habilitarse alguna fórmula jurídica que permitiera esa aportación fundamental desde lo privado».

Laborda resume: «El patrimonio de la ciudad está destrozado. Qué imagen se llevan los turistas de la antigua Escuela de Comercio o de la plaza de los Patos. Por no hablar de las fachadas. No hay, como en otros sitios, bandos para pintarlas con ayuda al propietario». Añade que «los chorros de agua son irrisorios en las fuentes pese al anuncio a bombo y platillo de su renovación». Y para acabar: «La estatua de Juan de Ávalos al final de la Rambla tiene valor, pero su lugar ideal sería Almeyda. Y en ese espacio ubicar el Monumento a la Gesta».