¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!
¡Dios mío, que solos se quedan los muertos! Así lo decía el poeta Gustavo Adolfo Bécquer en sus rimas y así ocurre en el tanatorio de León. Desde hace unos pocos días y aún sin aprobación del Consejo de Administración de Serfunle, el tanatorio de Eras permanece cerrado durante las noches. Los trabajadores que vigilaban las instalaciones y recibían a las familias van a ser trasladados no se sabe dónde.
¿Qué ocurre cuando se llama al teléfono de Serfunle? Responde un operador (no siempre) desde Barcelona. Se eliminan puestos de trabajo en León y se crean en Barcelona. Ya no importan las personas, los trabajadores, los difuntos, ni sus familiares, solo las cuestiones económicas, por cierto ¿Cuál ha sido el beneficio del pasado año con unos seis millones de euros de facturación?
¿Qué pasa si alguien acude al tanatorio y pulsa el timbre desde las 10 de la noche hasta las 7 de la mañana? Simplemente nada. Nadie responde. Cerrado ¿tal vez por defunción? Ya han acabado con el dicho popular “permanente como la funeraria.
Así funciona el socio privado Mémora, evidentemente con la complacencia del Consejo de Administración formado por políticos. ¿Realmente defienden a los ciudadanos o tal vez existan otros intereses inconfesables? No estamos en León para perder puestos de trabajo y menos en una actividad tan rentable, especialmente para Mémora comerciando con los sentimientos de las personas que acaban de perder a un ser querido.
¿Qué pensarán los familiares de los difuntos cuando sepan que sus seres queridos quedarán “abandonados” durante la noche en el tanatorio? Señores políticos, nuevos consejeros de Serfunle, por favor entérense, escuchen a los trabajadores y defiendan los intereses de los ciudadanos. Para eso les votamos.
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Tienen que estar las 24 h, abiertos.