El 40% de los aragoneses eligen la cremación con ataúdes ecológicos y urnas sostenibles para las cenizas
La preocupación por el medio ambiente parece ser algo exigido por el consumidor en todos los sectores por ello, nos hemos acostumbrado a que las empresas funerarias vendan cada vez más ‘productos sostenibles‘ o ecológicos. Fabricantes de urnas y ataúdes, las flores de las coronas, la madera de los ataúdes y hasta los papeles de los recordatorios.
En Aragón solo hay una empresa que ofrezca servicios funerarios con certificación ecológica y asegura que las familias aragonesas se decantan cada vez más por opciones amables con el medio ambiente. Según afirman, un 40% de sus clientes que eligen la cremación opta por ataúdes ecológicos para el momento de la incineración y por urnas sostenibles donde guardar las cenizas. Entre los clientes que prefieren el entierro, el porcentaje de ‘ecologistas’ se reduce hasta el 15%.
«Se puede reducir el impacto medioambiental en muchos detalles. Nosotros tenemos nuestra propia fábrica de ataúdes y una caldera de biomasa para reutilizar las virutas de madera sobrantes como combustible para calefacción y agua caliente. Usamos maderas de proximidad, barnices al agua para no causar emisiones tóxicas y nuestros crematorios tienen filtros de dioxinas», informan desde el Grupo Mémora, el especialista en ‘ecofunerales’ en Aragón.
Certificación ecológica
La Fundación Tierra ya hizo un estudio hace unos años sobre el impacto medioambiental de las prácticas funerarias en España y concluyó que era necesario trabajar para aminorar los efectos nocivos de la inhumación y la incineración sobre el medio ambiente. Entonces surgió la idea y la funeraria se alió con una conocida empresa de seguros para crear la primera certificación del mundo en funerales ecológicos y para incluir la opción de ‘ecofunerales‘ en las pólizas de decesos.
Esta certificación ecológica se basa en dos ‘criterios vivenciales’ (la austeridad y el valor experiencial) y en siete criterios ambientales que se resumen en la reducción o eliminación de residuos, componentes artificiales no biodegradables, productos químicos tóxicos, consumo de energía no renovable y de emisiones contaminantes; y en la utilización de productos de proximidad y de materiales naturales certificados.
Desde el propio Grupo Mémora confiesan que el sector funerario es difícil porque pocas veces es el cliente el que solicita la innovación en el producto. Sin embargo, sí aseguran haber detectado un «creciente interés» por la sostenibilidad ecológica y que por eso decidieron adelantarse a las voluntades del cliente y crear productos adaptados a personas «con cierta concienciación medioambiental».
Más rápida desintegración
Al llevar un menor tratamiento con barnices, los ‘recipientes’ funerarios ecológicos se desintegran más rápido y el fallecido entra antes en contacto con la tierra. Las urnas ecológicas se deshacen en el agua en cuestión de horas y los ataúdes pueden integrarse por completo en el medio en tres meses, siempre en función de las lluvias. La legislación sanitaria obliga a usar ataúdes también en las incineraciones y por eso existen cajas desmontables que permiten quemar sólo una tercera parte del ataúd, producir menos emisiones y reciclar el resto de la madera
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Gracias