El rastro que deja un muerto en la red cabe en cuatro ‘gigabytes’
Cuando una persona muere, gran parte de la información que ha acumulado en vida, incluidos momentos en forma de fotografías, vídeos o escritos, quedan atrapados en la red conformando lo que se conoce como ‘rastro digital’, un legado que permanece en Internet y que, en muchas ocasiones, la familia quiere recuperar o, directamente, borrar.
Empresas del sector funerario han encontrado en la recuperación de esta información sobre un difunto un nuevo nicho de negocio, dada la cantidad de datos sobre la vida de las personas que se almacena en Internet, una información que en ocasiones puede dar buena cuenta de lo que ha sido en vida una persona fallecida.
Ante la existencia de un “legado digital del que no mucha gente tiene idea de que existe”, funerarias como el Grupo Mémora han incorporado servicios enfocados a recuperar toda esa huella digital, bien para conservarla bien para eliminarla de la red, como explicó a Servimedia el director de Comunicación y Marketing de esta funeraria, Fernando Sánchez.
Un ‘Pen Drive’ con el legado digital
“Igual que tenemos un legado físico que dejamos a través de un testamento a nuestros herederos, cada vez vamos teniendo, sobre todo las personas jóvenes, un legado digital”, algo que, tras el fallecimiento, este grupo funerario ofrece recuperar en un dispositivo de almacenamiento de datos.
Por ello, muchos familiares de difuntos que contratan los servicios de esta empresa pueden tener, además de la urna de difunto habitual en el caso de las incineraciones, otra muy diferente en forma de ‘pen drive’ que almacena toda la ‘ceniza digital’ del rastro de la persona fallecida en Internet.
“Lo más habitual es hacer la búsqueda, presentar a la familia lo que hemos encontrado y ellos deciden”, seleccionando qué información quieren dejar en la red y qué otra quieren llevarse consigo, y es que cada vez gran parte de las fotografías, escritos e incluso memorias se guardan en el campo de lo digital.
Cerrar perfiles
Como informó este experto, “piden sobre todo cerrar cuentas de correo electrónico y perfiles de redes como Facebook, que puedan tener información relevante”. Pero también existen familias que descubren información sobre los difuntos que desconocían por completo, como intervenciones en foros, artículos en blogs o comentarios en portales web que, muchas veces, contienen una parte de lo que pensaba o se cuestionaba en vida esa persona.
Sin embargo, tiene sentido que la petición más recurrente sea la de cancelar las cuentas de redes sociales, ya que pueden darse situaciones como que se sigan “recibiendo notificaciones de personas que desconocen el fallecimiento”, una situación que puede suponer un mal trago para la familia y el entorno del difunto.
El trabajo de rastreo y borrado de la información puede ser complejo, y es por esto que las funerarias que prestan este tipo de servicios cuentan con profesionales que conocen los procedimientos para dar de baja un perfil. “Cada una de las redes tiene su reglamentación individual y además va evolucionando en el tiempo”. Por ejemplo, Facebook pide que se realice una solicitud que incluye como requisito adjuntar un documento como prueba de que la persona a la que corresponde el perfil ha muerto.
En este sentido, Fernando Sánchez alertó de las complicaciones que a veces conlleva dar de baja un perfil. “Aceptamos una serie de condiciones cuando nos damos de alta en este tipo de plataformas o de redes, pero no reparamos en la complicación de darse de baja”. Ante esta situación, las empresas que se encargan de llevar a cabo este borrado ofrecen a la familia “la facilidad de hacerlo de una manera poco traumática”, y “se evita que tengan que afrontar esos momentos o revivir esa pena”.
Huella digital no muy extensa
Cuando a la familia se le hace entrega del ‘pen drive’ con el resultado del rastreo de información supone para los allegados algo similar a “abrir un cajón y encontrarte cosas que desconocías que existían”.
Hace ya tres años que la funeraria en la que trabaja Fernando Sánchez puso en marcha este servicio, que no es muy habitual todavía en el campo del sector funerario, dado que “la mayoría de las personas que fallecen en España lo hacen a una edad muy elevada, por lo que son poseedores de una huella digital no muy extensa”.
Sin embargo, se prevé que según pasen los años este servicio se convierta en una necesidad, ya que cada vez es más habitual el uso de las nuevas tecnologías y el almacenamiento de la información en red: “Pensamos que con el exponencial crecimiento que tienen este tipo de redes y la incorporación de la gente mayor al uso de las mismas va a ser una necesidad más que mayoritaria”.
Como curiosidad, Servimedia ha podido saber que el ‘pen drive’ que se facilita a la familia es de cuatro ‘gigabytes’ y, como indicó el responsable de marketing de esta funeraria, “no hemos tenido problema en sobrepasar esa capacidad”.