Madrid dispone de 13 cementerios municipales que garantizan espacio para entierros hasta 2165
De aquí a los próximos 150 años no hay problema para alcanzar la paz eterna en Madrid. Eso pronostica la Empresa Mixta de Servicios Funerarios (EMSF), siempre y cuando continúe creciendo la tendencia de incinerarse antes que comprar una sepultura en nicho o bajo tierra. En los 13 cementerios municipales de la ciudad quedan en total 25 hectáreas liberadas de terreno –el equivalente a una quinta parte del Parque del Buen Retiro–.
La necrópolis de La Almudena es la que cuenta con mayor espacio para morir; tiene 111 hectáreas (como la ciudad de Segovia) y es el camposanto más grande de la capital y más antiguo. El metro cuadrado en este lugar sagrado cuesta 5.000 euros. Cada parcela a 99 años tiene 11,10 metros cuadrados (55.000 euros), más luego la construcción. En capacidad aún disponible le seguirían el cementerio de Carabanchel (cementerio Sur) y el de Fuencarral.
La ciudad tiene más cuerpos enterrados que vivos en la superficie: alrededor de 5 millones de cadáveres y restos –que se tenga constancia de los últimos 200 años– frente a los 3,1 millones de habitantes con pulso.
El precio de la muerte
Al día, fallecen en Madrid 70 personas. Un 4% de esta cifra, es decir, 3 personas, son enterradas fuera de la capital. El 30% de los fallecidos son incinerados, una fórmula que eligen previamente los difuntos o sus familiares y que va en ascenso año tras año, fundamentalmente porque es el modo más económico de morir: 560 euros.
Las primeras cremaciones en La Almudena se llevaron a cabo en 1973. En España y en Madrid, siempre según la EMSF, el 70% de las muertes están contratadas con antelación.El resto, lo lleva la empresa pública. La tarifa de partida de la muerte en la ciudad oscila entre los 2.500 y los 3.000 euros (con los servicios básicos). Apartir de ahí, quien quiera puede gastarse una millonada por su sepultura.
Algunos no pueden pagar
Un féretro normal cuesta 800 euros; el tanatorio, 600; un nicho a 10 años, 1.175 euros; el servicio del coche funerario, 440; la urna, 137 euros; la tumba de tres cuerpos a 99 años, 7.000; los columbarios a perpetuidad, 1.200, más los extras que se quieran, como el catering, que vale alrededor de 137 euros, o esquelas, flores, etcétera.
Entre 300 y 400 servicios funerarios al año los costea el Ayuntamiento de Madrid, ya que sus familias o el finado no pueden asumirlo. De las 25.000 defunciones que se producen al cabo del año en el municipio, alrededor de 7.500 cuerpos acaban en La Almudena.
Denuncia de robos
El concejal del PSOE en el Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, aprovechó ayer la llegada de la festividad para pedir al Consistorio la creación de «un plan de choque para salvar» el cementerio de la Almudena. Denunció que sus calles están «sin asfaltar desde hace muchos años, las tapias, escaleras y nichos están sujetos con maderas carcomidas». Además, expuso que la inseguridad «es permanente» porque hay escasa vigilancia. «Los robos de artículos de bronce es un tema continuo, pero, peor aún, se están produciendo gran cantidad de robos en los coches de las familias que van a limpiar sus sepulturas», indicó mediante nota de prensa.
El edil puso la lupa sobre el abandono de las tumbas de los personajes ilustres y pidió que la necrópolis sea declarada Bien de Interés Cultural, así como instaurar el «Día del Cementerio» para que los concejales puedan enseñar «este gran bien cultural» de Madrid. El cementerio civil es un reducto de la heterodoxia española, del inconformismo, de los reivindicadores obreros. Allí yacen Pablo Iglesias, Largo Caballero, Pi y Margall, Dolores Ibárruri Gómez, «La Pasionaria» y, entre otros, Blas de Otero.
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Una gran noticia en tiempos en los que la falta de espacio en cementerios es cada vez más acuciante.