Profanación de una tumba durante una actividad satánica en el cementerio de Alicante

Lo primero que se encontró el operario del cementerio de Alicante al llegar a su puesto de trabajo el pasado día 6 de enero fue un ataúd apoyado en el nicho, el cráneo arrancado, la lápida a sus pies y un cirio presidiendo la estampa. El trabajador se dirigió a las oficinas del cementerio para dar parte a la Policía.

Los primeros en acudir fueron los agentes de la Local, y media hora más tarde, los de la Nacional, quienes dieron parte a la brigada de la Policía Judicial para que se hiciese cargo de la investigación. La lápida extraída de su lugar, al igual que el ataúd, el cual, después de casi 24 años desde de su inhumación, apenas mantenía los ropajes del difunto y la esquelética masa ósea. El resto, ya formaba parte de la fase de descomposición más absoluta.

Pero hay un elemento que hace inclinar la balanza de la investigación hacia la posibilidad de que se trate de una actividad satánica, se llevaron el cráneo, la vela que presidía la composición, la tumba inclinada sobre el orificio del que había sido extraído, la lápida en los pies de la estructura de madera y el cirio. Los agentes han examinado los elementos expuestos y ahora inician el trabajo para ver si de verdad se trata de algún tipo de práctica diabólica o una gamberrada con el fin de querer disfrazar otra cosa diferente.

Se desconoce cualquier otro detalle: cuántas personas participaron, con qué objetivo. Sólo se sabe que sucedió la noche del martes al miércoles, entre las 5 y las 6 horas de la mañana.