El Cementerio Monumental, lo mejor de Milán

Uno de los mayores atractivos de Milán, ciudad al norte de Italia, es su Cementerio Monumental. Incluso, más que la mismísima fachada de mármol blanco del Duomo, las lujosas galerías Vittorio Emanuele II o el castillo Sforzesco. Sé que esta afirmación puede resultar algo desconcertante pero, para mí que he estado en el destino en cinco ocasiones, es totalmente cierta.

No te aventures a llamarme rara porque no acostumbro a visitar necrópolis, esta es la excepción. Y es que la majestuosa entrada del camposanto, directamente, te incita a interesarte por su interior.

¡Entra y descúbrelo!
Más que un cementerio parece un museo al aire libre. Está repleto de tumbas edificadas desde el siglo XIX hasta la actualidad con un alto valor artístico. Sus orígenes se remontan al año 1863, cuando salió a concurso la construcción de un cementerio en el centro de la ciudad con el objetivo de unificar los pequeños e insalubres que estaban repartidos por Milán. El proyecto lo ganó el arquitecto Carlo Maciachini y para 1866 los milaneses y milanesas ya tenían 250.000 metros cuadrados de camposanto.

El boceto de Maciachini incluía una iglesia en la entrada. No obstante, el resultado final fue la creación de una especie de «Sala de la Fama», conocida como el Famedio. Este habitáculo reúne los restos mortales de las personalidades más afamadas del país. Es tal la importancia del Famedio que para que una familia pueda enterrar a su ser querido, previamente tiene que haberlo aprobarlo una comisión.

Lo mismo sucede con los mausoleos. No puedes edificar en tu parcela lo que quieras, ya que tiene que pasar una serie de requisitos y ser aceptados por un comité.

De pensar en un cementerio como lugar lúgubre…
Ahora se puede pasear y ver una amalgama de esculturas italianas, templos griegos, obeliscos, pirámides e incluso una versión a pequeña escala de la Columna de Trajano (monumento conmemorativo ubicado en Roma por orden del emperador Trajano).

La tumba que más me llamó la atención fue una especie de torre blanca en la que está tallada la vida de Jesús. Aunque, la representación de la Última Cena, entre otras, también es digna de mención.

Estos mausoleos tan ostentosos pertenecen a importantes familias milanesas con muy alto nivel adquisitivo, puesto que el mantenimiento de estas obras de arte debe de ser costoso. O eso es lo que me imagino, después de haberlas visto en vivo y en directo. Dicen las malas lenguas (datos del 2013) que estar enterrado en el Cementerio Monumental de Milán, en el panteón familiar, cuesta entre 7.000 y 13.000 euros.

¿Y quiénes son los privilegiados que ya descansan en paz en este lujoso complejo? Por ejemplo, el poeta Alessandro Manzoni, el músico y compositor Giuseppe Verdi o el poeta premio Nobel Quasimodo, entre otras personalidades famosas.

Tres detalles a tener en cuenta:
1.- El cementerio tiene dos entradas más, aparte de la principal, por una sencilla razón: cada una conduce a las tumbas de las diferentes religiones que están enterradas. Una de ellas conduce a las tumbas de los judíos. Un apartado fácil de reconocer; no son tan ostentosas y la Estrella de David está muy presente. La otra entrada conduce a la parte de los agnósticos, las personas que no creen en la existencia de alguna divinidad.
2.- En la entrada principal hay fotografías que detallan el desarrollo histórico del cementerio y una exposición permanente de coches fúnebres eléctricos construidos en 1920.
3.- Imagínate como son los mausoleos que durante la Segunda Guerra Mundial llegaron a convertirse en búnkers antiaéreos.

Autora: Miryam Tejada, del blog Adondequieraquevaya.com