Asoproinfu propone crear una fábrica de urnas para paliar la escasez existente en Venezuela

La situación económica ha golpeado a diferentes sectores del Venezuela y el funerario no escapa a ello, al punto que usuarios manejan el lema “morirse cuesta caro en Venezuela”. Para Nueva Esparta, (una de las 24 entidades federales de Venezuela, ubicada en la Región Insular al noreste del país), la situación se agudiza un poco más porque los insumos vienen de tierra firme y deben pagar cuantiosas sumas para poder garantizar el servicio.

Francisco Mejías, vicepresidente de la Asociación de Profesionales de la Industria Funeraria (Asoproinfu) y delegado por más de 20 años ante la Cámara Nacional Funeraria (Canadefu) relató la travesía que deben pasar para atender las necesidades de los deudos.

Comentó que se habla de escasez de urnas cuando en realidad es una larga lista de productos que se requieren para prestar el servicio. Aclaró que el problema radica en La Siderúrgica del Orinoco (Sidor) y su producción, “desde que se paralizó se disparó la materia prima”, dijo Mejías.

Para contrarrestar la crisis en este sector, Mejías a través de la cámara y asociaciones dijo que llevan en marcha el proyecto de una fábrica de urnas que podría iniciarse en los próximos 30 días si el gobierno nacional y regional los apoya con los insumos, en especial, las láminas.

La fábrica tendría el nombre de “Féretro Margarita”, su capacidad sería de 600 urnas mensuales. “Esto acabaría con el problema y la demanda de la isla, incluso podríamos suministrarle a tierra firme”, explicó Mejías. Además, aseguró que bajarían los costos y atacarían la escasez; también prevén crear un área social donde se establezca la “urna popular” y a través del gobierno se puedan presentar precios solidarios.

Mejías, quien también es director de la Funeraria Profacol, dijo que su inventario es de aproximadamente 150 urnas mensuales, tienen más de 3.000 afiliados a quienes deben garantizarles el servicio. Comentó que el año pasado fue el más duro en el sector, pues la tasa de mortalidad era equitativa al número de urnas, cuando por lo general, deben tener un inventario más amplio. Sin embargo, este año se calcula que la escasez es de un 30%.