Restauran 19 vasijas funerarias halladas en Sonora (México)

Ciudad de México. Un total de 19 vasijas funerarias localizadas en la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras, en el Estado de Sonora, el cual tuvo la misma importancia que Paquimé en Chihuahua, fue restaurado por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En un comunicado, la institución explicó que dichos objetos fueron elaborados hace más de 600 años, utilizados para guardar y honrar las cenizas de los muertos y que al ser encontrados tenían aún un buen estado de conservación pero estaban fragmentados.

Detalló que los trabajos para que recuperaran su estado original se desarrollaron durante año y medio y se llevaron a cabo en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH. Se trata, continuó, de ollas de diferentes dimensiones, tecomates característicos por su cuerpo esférico, cuencos y una vasija fitomorfa con aspecto de una calabaza, elaborados en arcilla por los pobladores de Trincheras.

Presentaban diferentes grados de fragmentación, desde una simple grieta hasta fisuras, por lo que un grupo de cuatro expertos, encabezado por Teresa López, definió el tratamiento a darle a cada pieza, anotó el INAH. Las vasijas fueron halladas durante trabajo de campo en las faldas de la ladera norte del sitio prehispánico Trincheras, asentado en un cerro de 170 metros de altura, donde se encontraron 137 recipientes con un total de 139 personas, cremadas entre los años 1300 y 1450 d.C.

Poseían además objetos ornamentales de concha (cuentas, brazaletes, pendientes y anillos), lapidaria y herramientas elaboradas con hueso de venado, detalló. Precisó que el trabajo de restauración consistió en retiro de las vendas de yeso con las que se protegió a las vasijas, limpieza de tierra de contexto y sales acumuladas con el tiempo, unión de las piezas, prearmado, pegado de las piezas y resane para dar mayor estabilidad.

En cada una de estas etapa se utilizaron materiales compatibles con la cerámica y reversibles, elaborados en la CNCPC, puso en relieve el instituto. Por último, se efectuó una restitución de color a partir de “pigmentos minerales, aplicada con la técnica de puntillismo, la cual se utiliza para diferenciar la parte original y la restaurada”.

Aclaró que “los arqueólogos aún no definen si las vasijas fueron hechas para servir como urnas o tuvieron otra utilidad antes de formar parte del ritual funerario ya que algunas son fitomorfas (su forma es de plantas o vegetales), pero la mayoría corresponden al tipo de enseres domésticos comunes”. Expuso que la costumbre de cremar a los muertos comenzó en el desierto de Sonora hace más de mil 700 años y eventualmente se convirtió en la práctica mortuoria dominante.