La arquitectura talayótica, al descubierto en el Museo Arqueológico de Madrid
El Museo Arqueológico Regional acoge una de las manifestaciones más sugerentes y desconocidas de la prehistoria hispana. La huella de la cultura talayótica, manifestada principalmente a través de una arquitectura monumental, puede rastrearse en la exposición temporal que el Consell Insular de Menorca ha cedido a Madrid hasta el 8 de enero de 2017. La exposición no solo habla de arquitectura, sino también del paisaje en el que ésta cobra sentido y del proceso de ocupación del territorio en las diferentes fases del Calcolítico, la Edad del Bronce y del Hierro en las que podemos dividir la prehistoria de Menorca.
Toda la muestra transita en la dualidad que asocia una arquitectura a la muerte y otra a la vida. Desde esta doble perspectiva se profundiza en las sociedades que la levantaron: sus formas de supervivencia y su espiritualidad, su gradual complejidad social, sus sistemas de creencias, los modelos de ocupación del espacio o los rituales funerarios. A través de más de 30 yacimientos se muestran las características singulares de este patrimonio arqueológico y sus valores potenciales como Patrimonio de la Humanidad.
La prehistoria en Menorca abarca un amplio periodo cronológico que va desde el establecimiento humano en la isla, hacia el 2.500 a.C., hasta la conquista romana, el 123 a.C. Durante estos más de dos mil años se desarrollan diferentes etapas. En nombre de esta cultura procede de de uno de sus monumentos más característicos: el talayot (del catalán «talaia» pequeña, que significa atalaya). Desde el siglo XIX hasta la actualidad, la bibliografía científica utiliza esta denominación como título genérico para referirse a una amplia fase de la prehistoria insular.
El rico patrimonio menorquín correspondiente al periodo talayótico, constituye un ejemplo único de densidad de construcciones, cultura material y testimonios diversos en un territorio tan reducido del Mediterráneo occidental. En la muestra se pueden ver algunas piezas singulares como la figura del toro o el pebetero con representación de Tanit –la diosa más importante de la mitología cartaginesa–, ambas procentes del poblado Torralba d’en Salord.
Estas construcciones se realizaron aprovechando la piedra de la isla, gracias a las características geológicas de Menorca, que presenta una extensa plataforma calcárea en el sur, que es, de hecho, donde se localizan gran parte de los yacimientos. Son monumentos que, a pesar de su antigüedad, se conservan en muy buen estado y, por su monumentalidad y su emplazamiento, se integran excepcionalmente en el paisaje menorquín. Por otra parte es llamativa su alta concentración: la isla, con una superficie de 700 kilómetros cuadrados, tiene 1.574 yacimientos arqueológicos, de los que 1.401 están catalogados como Bien de Interés Cultural.
De martes a sábados: de 11 a 19 h (último pase 18:45 h) / Domingos y festivos: de 11 a 15 h (último pase 14:45 h)
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