Un tanatorio faraónico para 20 muertos al año
El municipio de Lozoyuela, al que están adscritas las pedanías de Navas y Sieteiglesias, no es Castellón y tampoco Valencia. De hecho tiene muchos menos habitantes, apenas 1.200, por lo que tampoco necesita ni una Ciudad de las Artes ni un aeropuerto por el que no pasan aviones. Pero en el año 2006, cuando la burbuja inmobiliaria estaba en todo lo alto y la crisis del ladrillo aún por construir, comenzó a gestarse la que, con el tiempo, se ha convertido en su obra faraónica particular: el tanatorio.
Aún no está en marcha y en el pueblo hay voces críticas con el proyecto, como la de José Enrique Centén, un vecino que no entiende por qué en su localidad, a 10 kilómetros de La Cabrera, donde ya hay otro tanatorio, se tienen que invertir cerca de 300.000 euros de las arcas municipales para acometer este proyecto. «Es una decisión desacertada para una infraestructura que no se disfruta. Se ha gastado dinero de todos para que una supuesta empresa obtenga beneficios por los fallecidos, no sólo de aquí sino de pueblos de alrededor».
Félix Vicente Martín (PSOE) es el alcalde de Lozoyuela y piensa de forma diametralmente opuesta a Centén. «Es una instalación necesaria porque es un pueblo grandecito», subraya el primer edil, quien también recuerda que, cuando él llegó al despacho de Alcaldía, este proyecto ya estaba en marcha «y había que terminarlo»: «Aquí ha estado gobernando el PP 20 años hasta el cambio del año pasado, pero es un proyecto que nosotros también llevábamos en el programa». Además, como repite, se trata de una infraestructura «modesta».
Efectivamente, como dice el alcalde, esta iniciativa surgió hace años. Si en 2006 se planteó la idea, el 13 de agosto de 2008 se remitió a la Dirección General de Cooperación Local el acuerdo del Pleno municipal, que había consensuado dar de alta en el Plan Prisma, esta obra. Entonces se aprobó un primer presupuesto por 218.158 euros. Desde entonces el proyecto ha sufrido varias modificaciones. La más relevante para se produjo en el Pleno del 13 de diciembre de 2013, cuando se aprobó dar de baja esta actuación en el Prisma, lo que significó que los fondos para acometerla tendrían que salir de las arcas municipales. De este modo, el 13 de agosto de 2014 se aprueba esta vía y el nuevo proyecto sostiene un coste final de obra de 255.743,83 euros, a los que hay que añadir los Gastos Asociados, que suman otros 13.174,90 euros más, a la postre, los costes extraordinarios que han aparecido en las últimas fases.
«No es un disparate»
La obra se adjudica en agosto de 2014, con José Antonio Hernanz (PP) como alcalde y comienza en septiembre, unos meses antes de que el primer edil actual tomara posesión. «No veo un disparate el gasto», subraya el alcalde, quien explica que para terminar el tanatorio «únicamente falta llevar la luz y acondicionar el exterior con un aparcamiento, además de encontrar una empresa que lo gestione». Al parecer, ya han recibido «llamadas de compañías interesadas» en hacerse con el servicio. Otro de los aspectos que critica Centén es el poco uso que va a tener este inmueble. «En el último año aquí se han muerto 20 personas», confirma el alcalde, que también advierte que en la localidad «hay una residencia de ancianos con 50 personas» y, además, añade que es una instalación «que no requiere mucho dinero para el mantenimiento».
«¿Es o no es el tanatorio una obra faraónica?», se pregunta entonces Centén. El tiempo será el juez y dictaminará si este proyecto es necesario o no para Lozoyuela.