Desaparecen dos paneles móviles que realizó el pintor Dámaso Ruano para el Cementerio de San Gabriel
Dos de los cuatro paneles que el artista realizó para el cementerio de San Gabriel han desaparecido. El PSOE pide que se investigue y el PP dice que se perdieron hace 20 años. Nadie se había dado cuenta hasta que hace unas semanas su viuda, Pilar Cervera, se apercibió de una extraña desaparición: dos de los puertas (paneles movibles) que realizará el insigne artista y pintor malagueño e hijo adoptivo de la Ciudad de Málaga, Dámaso Ruano (Tetuán, 1938- Málaga, 1 de julio de 2014), para decorar la sala del crematorio del Cementerio de San Gabriel habían desaparecido, y no precisamente por obra y arte de magia.
Ruano, que trabajó codo con codo con el arquitecto Adolfo Gea, para diseñar el cementerio de San Gabriel, dejó su impronta en la iglesia, las vidrieras, el diseño de los estanques de la entrada así como de los panteones y realizó cuatro puertas a modo de paneles movibles en la zona del crematorio que «venían hacer de una sala desagradable, un espacio agradable», usando la frase del propio Ruano como explicaba la edil socialista Estefanía Martín Palop en un escrito que remite al presidente del consejo de administración de Parcemasa, Raúl Jiménez, para preguntarle dónde se encuentran dos de los paneles que ejecutó el artista para cubrir este habitáculo cuadrado.
El gerente de Parcemasa pedirá los bocetos de las otras dos a la viuda del pintor para volverlas a realizar.
El hecho es que el gerente de Parcemasa, Federico Souvirón, había informado también de la pérdida de los mismos en el anterior consejo de administración del pasado día 19 de diciembre, a preguntas de la edil socialista, y al ser cuestionado por este periódico sobre dónde se encuentran, fue explícito. El gerente de Parcemasa pedirá los bocetos de las obras a la viuda para volverlas a realizar.
Según había consultado a los trabajadores del cementerio, hace veinte años se realizó una obra para mejorar la seguridad de la sala del crematorio y se desmontaron dos de los paneles en la zona donde hacía más calor porque, al parecer, podía ser peligroso. Y desde entonces no se inventariaron ni se debieron guardar porque nadie sabe qué pasó con ellos. Literalmente. Es decir, se esfumaron, se perdieron, se almacenaron mal o no se sabe dónde se llevaron, pero el caso es que no están.