Estudian antiguo patrón funerario de grupos de nómadas en Nuevo León (México)
El arqueólogo Moisés Valadez Moreno, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), descubrió más de media docena de inhumaciones en el interior de covachas dentro del área de petrograbados en Boca de Potrerillos, Nuevo León (México).
Contrario a las culturas agrícolas, que construyeron grandes monumentos para honrar a sus muertos, los nómadas de la región ocultaban sus sitios funerarios para no interrumpir el ciclo de vida, señaló el investigador, de acuerdo con un comunicado del INAH. Explicó que los sitios de culto son pequeños abrigos localizados en fosas cavadas por ellos, de techo bajo, como lugares donde la gente colocaba lajas y sobre ellas los restos humanos en posición flexionada, los cuales, en apariencia, habían sido previamente envueltos en fardos mortuorios de fibras vegetales.
Luego de ello, cubrían los bultos con tierra y se reinstalaban las rocas del cerro con el objetivo de que el entierro no se notara, razón por la cual resultó difícil hallar los sitios, sin embargo, después de encontrar varios, el arqueólogo identificó el patrón funerario. Mencionó que en Europa, ocurría algo similar hasta que los grupos se volvieron agrícolas comenzaron a levantar dólmenes para los fallecidos o grandes monumentos.
La teoría de ocultar la muerte, recordó es para que continúe el ciclo de vida, mientras los agrícolas hacían ritos al respecto, siendo un cambio trascendental, ya que la transformación no sólo es económica sino en el ámbito de las creencias religiosas. Los entierros en covachas más antiguos datan de dos y tres mil años, acaecidos en el periodo Arcaico, descubiertos en lo más alto de las elevaciones cercano a los petrograbados de Boca de Potrerillos, detalló.
El descubrimiento de los entierros se añade a la lista de otros que el arqueólogo Valadez ha registrado durante dos décadas de trabajo entre los que destacan fósiles usados para cincelar los grabados. En el Terciario, cuando aún no se formaban los continentes, el territorio que hoy es Nuevo León estaba sumergido en el mar, por ello aparecen fósiles marinos, que dada su dureza fueron las herramientas ideales para cincelar la suave superficie oxidada de las rocas areniscas.
Tras las investigaciones, el arqueólogo propone que los primeros hombres llegaron a Boca de Potrerillos hace 10 mil años, procedentes de las grandes planicies de Estados Unidos, quienes cambiaron sus áreas de explotación de recursos naturales hacia el sur. Así, en Nuevo León establecieron campamentos estacionales y empezaron a desarrollar su propia cultura.