Los cementerios más emblemáticos de Galicia preparados para recibir a los “necroturistas”
‘Necroturismo’, es un fenómeno que goza ya de una amplia popularidad en en España y en varios ciudades de Europa y del resto del mundo y que, en el caso de Galicia, se ocupa de cementerios peculiares y visitas guiadas -en ocasiones nocturnas- a los cementerios más representativos de la Comunidad.
La Ruta Europea de Cementerios Singulares, que está protegida a nivel europeo, incluye en la actualidad cuatro camposantos gallegos como referentes dignos de visitar dentro del movimiento del ‘necroturismo’. En concreto, son el de San Froilán, en Lugo, el Cementerio de San Amaro, en A Coruña; el de Santa Mariña de Dozo, en Cambados, y el Cementerio de los Ingleses, situado en la localidad coruñesa de Camariñas. Estos cementerios, así como otros muchos singulares y representativos de Galicia, reciben durante todo el año visitas turísticas que se incrementan alrededor del 1 de noviembre por la significación de la fecha y que, además, se complementan con otro tipo de actividades culturales.
Ya sea por su emplazamiento, sus curiosidades arquitectónicas o por el renombre de los personajes que albergan, son cada día más los visitantes que optan por este tipo de visitas en la Comunidad.
Un mausoleo neogótico en Lugo
Diseñado por el arquitecto Eloi Maquieira, el cementerio de San Froilán, en Lugo, cuenta con un monumento a los soldados repatriados y panteones inspirados en diversos estilos arquitectónicos. De hecho, uno de sus grandes atractivos es el mausoleo neogótico de la familia de Armando Durán, que recibió en 2015 el premio como Mejor Monumento Arquitectónico de España. El monumento data de la segunda mitad del siglo XIX -fue construido en torno a 1870- y pasó a formar parte del patrimonio municipal en el año 2012, mediante una cesión de la familia propietaria. El cementerio de San Froilán, es también el centro de las actividades que acostumbra a programar el Ayuntamiento de Lugo para el 1 de noviembre
Más de 200 años de historia en san Amaro
Otro punto de referencia para los aficionados al ‘necro-turismo’ está en A Coruña. Con más de 200 años de historia, el cementerio de San Amaro está incluido en esta ruta principalmente por su carácter marinero, ya que se encuentra a pie de costa y mira hacia el océano Atlántico. Con numerosa simbología celta y vinculada al mundo del mar, en sus nichos descansan personajes de la talla de Wenceslao Fernández Flórez, Luís Seoane o Pedro Barrié de la Maza. Compuesto por tres zonas -religiosa, civil y británica-, cuenta además con dos monumentos colectivos, a los Mártires de la Libertad, levantado donde estuvieron enterrados soldados alemanes de la II Guerra Mundial, y la Columna en recuerdo de la huelga general de 1901. Desde hace años, el departamento de Turismo del Ayuntamiento de A Coruña tiene en marcha visitas guiadas nocturnas a este cementerio, que tienen lugar los sábados entre los meses de abril y diciembre y que cuentan con un alto nivel de participación.
Cementerio de los Ingleses
El Ayuntamiento de Camariñas (A Coruña) atesora otro de los cementerios singulares de Galicia, el que acoge los restos mortales de los 172 fallecidos en noviembre de 1890 en el naufragio del buque Serpent y que se conoce como ‘Cementerio de los Ingleses’. Su peculiar origen y su privilegiada situación, con vistas a la playa de Trece y al Monte Branco, la mayor duna rampante de Galicia, lo hacen destino de multitud de visitas a lo largo de todo el año, incluidas las fechas próximas a Todos los Santos. El buque inglés Serpent, que cubría la ruta entre Plymouth y Sierra Leona, naufragó tras colisionar con la costa gallega el 10 de noviembre de 1890.
Los 172 tripulantes fallecidos fueron sepultados en un pequeño cementerio frente al mar compuesto por un recinto cerrado y un área amurallada. En el interior están los restos del capitán y oficiales y en el exterior, los marineros. Aprovechando precisamente el tirón turístico que suponen para la zona los emplazamientos vinculados a los múltiples naufragios de A Costa da Morte, el Consistorio de Camariñas propone para este puente la visita a la ‘Ruta de los Naufragios’, que facilita a los visitantes -a través de información y una herramienta de realidad aumentada- un recorrido por los puntos en los que se han producido 63 naufragios en el área.
Un cementerio en una iglesia en ruinas
El último punto incluido en la Ruta Europea de Cementerios Singulares en Galicia es el cementerio de Santa Mariña de Dozo, emplazado en las ruinas de la iglesia del mismo nombre del ayuntamiento pontevedrés de Cambados y punto de visita imprescindible para los turistas que se acercan hasta la localidad. El cementerio ocupa la parte interior de las ruinas de la iglesia tardogótica de Santa Mariña de Dozo, construida en el siglo XV bajo las ordenes de Juana de Hungría y María de Ulloa sobre los restos de una basílica del siglo XII.
Además, el conjunto es Monumento Nacional desde 1943. Del antiguo templo se conserva la planta, algunas capillas, parte del campanario y cuatro singulares arcos exentos. El pequeño cementerio ante la construcción fue creciendo tras su abandono y ocupando todo el interior de la basílica, una imagen que el escritor Álvaro Cunqueiro identifico como «el cementerio más melancólico del mundo». Entre las tumbas destacan las de la mujer e hijo de Ramón María del Valle-Inclán.
Un cementerio en el fin del mundo
Aunque no pertenece al listado de cementerios singulares de Galicia, uno de los más peculiares de la Comunidad es el conocido como ‘Cementerio del Fin del Mundo’, situado en el ayuntamiento coruñés de Fisterra. Finalizado en el año 2000, es obra de César Portela y está formado por 14 cubos de granito proyectados hacia el mar desde un acantilado, un diseño que lo hizo quedar como finalista de los premios Philippe Rotthieer en 2002 y Mies van der Rohe en 2003 y ser reconocido como una de las mejores obras funerarias del mundo por Oxford. Sin embargo, y más allá de las numerosas visitas culturales y turísticas que recibe, el cementerio no cuenta con buena acogida por parte de los vecinos de la localidad, que prefieren enterrarse en un lugar más tradicional, por lo que se encuentra todavía parcialmente vacío.