El cura de Domayo demoró varias horas una misa funeral por diferencias económicas con la funeraria
El párroco de Domayo, parroquia del Ayuntamiento de Moaña, (provincia de Pontevedra) no quiso dar sepultura a un vecino fallecido por “diferencias económicas con la empresa funeraria”. Por lo que cuentan los que allí se encontraban, el párroco se fue del tanatorio por una disputa de 50 euros con la funeraria ya que el cura pedía cobrar 250 euros por el servicio funerario y el empleado de la funeraria no estaba de acuerdo, ya que consideraba que lo lógico es que cobrase entre 180 y 200 euros.
La controversia con la funeraria quedó resulta ya que el párroco celebró el ofició por la tarde, aseguran que después del funeral habló con el jefe de la funeraria, quien se personó en Domayo, y juntos pidieron perdón a los vecinos y familiares del fallecido.
También quiso dar la cara por su error, y desde el púlpito pidió disculpas a todas las personas que, a las cinco de la tarde, acudieron al funeral y que abarrotaron el templo. Se ganó algunos reproches de feligreses, pero también apoyos.
El párroco, Ángel Tabarés, llegó a Domayo en diciembre de 2015 para hacerse cargo de una parroquia que había sufrido un duro revés cuando su anterior párroco, Samuel Aristizábal sufrió una brutal agresión por parte de unos rumanos, mientras dormía en la vivienda de la casa rectoral, junto a la iglesia.