Ni los cementerios se salvan de vándalos y ladrones
El martes pasado los empleados del cementerio Woodlawn, en El Bronx, (EEUU) se llevaron una desagradable sorpresa, luego de observar que en uno de los mausoleos, desconocidos habían extraído seis ataúdes y habían dejado uno de ellos abierto en el piso, en un claro acto criminal catalogado por el Departamento de Policía (NYPD) como vandalismo, que sigue siendo investigado. Aunque se desconoce si los asaltantes se llevaron pertenencias del lugar, oficiales mencionaron que el hecho resultó bastante traumático para los familiares de los difuntos y para los trabajadores del campo santo, donde más de 300,000 cuerpos descansan en paz.
Días antes, el cementerio Cypress Hills, de Brooklyn, también fue objeto de manos criminales, luego de que las autoridades identificaran a tres adolescentes que ingresaron en la noche a cometer actos de vandalismo contra más de 40 tumbas y otros mausoleos. Los asaltantes además dejaron varios grafitis sobre las lápidas y destruyeron recordatorios elaborados en mármol.
Y aunque parecen ser diferentes los móviles que llevan a extraños a delinquir en los cementerios y profanar tumbas, los robos de pertenencias valiosas, actos de odio y motivaciones relacionados con sectas, forman parte de estos hechos, que han causado alerta entre la comunidad y las autoridades.
“Hemos tenido que aumentar la seguridad. Estamos en vigilancia las 24 horas y tenemos seguridad aquí, por lo general están aquí desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche, así que ahora hemos cambiado eso”, comentó Stacey Cullen, del cementerio Cypress Hills.
Lázaro Benítez, de la División de Cementerios del Departamento de Estado de Nueva York, confirmó que en algunos de los 1,800 campos santos que se estima hay en el estado se siguen presentando hechos delictivos, y explicó que muchos de estos hechos no se denuncian por temor a crear una mala imagen. Además el Estado apoya económicamente a los cementerios que soliciten recursos para hacer reparaciones tras las visitas de los vándalos.
“El vandalismo puede afectar a cualquier cementerio, ya sea grande o pequeño, en cualquier parte del estado”, comentó el funcionario. “El estatuto que permite a los cementerios buscar compensación por el costo de remediar los actos de vandalismo permite explícitamente a un cementerio no denunciar el vandalismo al departamento de Policía porque el cementerio, en consulta con la División ‘toma la determinación de no presentar el informe debido a que la publicidad generada por la presentación del informe tendría consecuencias adversas para el cementerio’”.
Y aunque las autoridades estatales prefieren no revelar los nombres de los cementerios que más actos de vandalismo registran, en un informe presentado por Chester Butkiewicz, director asistente de la Junta Directiva de Cementerios, se conoció que en lo que va del 2017 se han concedido casi $400,000 en compensación para 13 campos santos por solicitudes por motivos de vandalismo. Entre ellos se encuentran los cementerios Hillington, Oakwood, Baptist Rural, Lisle Village y Mt. Calvary.
“Corresponde a los cementerios dentro de nuestra jurisdicción de manera individual tomar medidas dentro de sus medios financieros para prevenir actos de vandalismo”, agregó Benítez, tras explicar que los panteones han tenido que adoptar nuevas medidas para protegerse de los pillos.
“Una serie de cementerios han instalado puertas, y tratan de limitar y controlar el acceso cuando sea posible. Algunos instalan cámaras de seguridad y colaboran con la policía local para la vigilancia, especialmente después de horas de visita. Sin embargo, la mayoría de los cementerios se extienden por grandes áreas y hay límites con lo que se puede hacer”, dijo.
Pocos datos sobre estos crímenes
Al ser consultada sobre estos hechos delictivos en los cementerios, el NYPD confirmó que aunque se están presentando en la ciudad, no pueden determinar si se están intensificando, porque no manejan una categoría de seguimiento específica de panteones.
“El Departamento de Policía de Nueva York no desglosa los actos de vandalismo por tipo de ubicación, por ejemplo: cementerios, gran almacén, escuelas, iglesias, etc”, afirmó un vocero de la Uniformada.
Un trabajador del cementerio Calvary, quien prefirió no revelar su nombre, aseguró que ese campo santo es un sitio muy seguro, pero no descartó que los amigos de lo ajeno de vez en cuando hagan de las suyas.
“Los ladrones siempre están al acecho y si ellos ven que pueden llevarse algo de un muertito se lo quitan y como son tantos, a veces uno no se entera, más si es gente que lleva años y ya nadie los visita”, dijo el inmigrante.
La colombiana Amparo Martínez, quien tiene tres familiares enterrados en cementerios de Nueva York, asegura que a veces la tradición de muchos hispanos de sepultar a sus parientes con pertenencias de valor o joyas puede atraer más a los maleantes.
“Yo supe de un caso donde abrieron una tumba para quitarle los anillos y las cadenas de oro con que habían enterrado a una señora”, dijo la joven, al tiempo que hizo una sabia recomendación. “Ya lo que uno gozó en vida es lo que le queda a cada quien y ahí sí como dice el dicho: ‘uno se muere y nada se lleva’, por eso creo es mejor enterrarlos sin nada para que ellos puedan descansar verdaderamente en paz”.