Ataúdes a la vista
Un grupo de personas se pega a una valla metálica y trata de ver lo que ocurre en el interior de un recinto acotado. No están intentando colarse en un partido de fútbol ni tratando de presenciar gratis algún otro espectáculo de pago. Están en las puertas de un tanatorio, por increíble que parezca.
Contemplan, a través de las rendijas de la valla, cómo los operarios de los servicios funerarios sacan un féretro de un coche fúnebre y lo trasladan al interior de las instalaciones. La entrada está protegida con una malla de obra que no oculta demasiado el interior. Al otro lado hay unos setos y, a unos metros, una hamburguesería de la cadena Burger King. La escena transcurre en el nuevo tanatorio de Nervión, que gestiona la empresa Fuascen y que abrió sus puertas a principios de este año en el polígono Carretera Amarilla.
Las fotografías en las que pueden verse las maniobras de traslado de los cuerpos -algunos de ellos metidos en bolsas y no en ataúdes- están tomadas desde un bloque de viviendas próximo. Los vecinos de esta parte del Polígono San Pablo, constituidos en la asociación No Tanatorios en Zonas Residenciales Urbanas, han denunciado en reiteradas ocasiones la actividad de este edificio. Han interpuesto denuncias ante la Gerencia de Urbanismo y ante el servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento. Consideran que hay una exposición al público de los féretros, algo que entienden que está prohibido por la legislación vigente.
La ley es ambigua. Indica que el acceso del público ha de ser diferente al de los féretros y que las dependencias de tránsito y permanencia de los visitantes tendrán accesos y circulaciones independientes de la zona de trabajo. El gerente del tanatorio, Juan Blanca, considera que se cumplen ambos requisitos y recuerda que el reglamento de Policía sanitaria mortuaria no dice nada acerca de la visibilidad en altura. El traslado de los cuerpos puede verse perfectamente desde los balcones de los edificios más próximos, pero eso no significa, a su juicio, que se esté incumpliendo la legislación.
El abogado de la plataforma vecinal recuerda que en el proyecto original del tanatorio se exponía que los cadáveres entrarían en el edificio por un garaje subterráneo. El responsable de las instalaciones asegura que actualmente está acometiendo unas obras, precisamente por recomendación de la Gerencia de Urbanismo, y que en el futuro la entrada de los féretros será por el aparcamiento subterráneo. Lo será por una mera cuestión de decoro, no porque la legislación le obligue.
Al decoro se acogen precisamente los vecinos, que lamentan que el trasiego de cuerpos ha sido continuo durante el fin de semana. «Ya no solamente hemos visto los ataúdes, sino algunos cadáveres metidos en bolsa», afirman, y lamentan que en los edificios cercanos vivan muchas personas mayores que no quieren asomarse a las ventanas. «Parece como si se les mandara el mensaje de que eso es lo que les espera dentro de no mucho tiempo», explica el letrado. «Es más, es un problema no sólo para los vecinos, sino también para cualquiera que quiera venir al Burger King a celebrar el cumpleaños de su hijo y se esté comiendo una hamburguesa mientras ve el traslado de un cadáver. Y no sólo ellos, sino cualquiera que pase por el carril bici que hay en la puerta o que se tenga que parar en el semáforo».
Los vecinos han solicitado la paralización de la actividad de esta empresa, pero de momento no han obtenido respuesta por parte del Ayuntamiento. El gerente del tanatorio lamenta que desde antes de la construcción del mismo se haya tenido que enfrentar a los vecinos. «Nunca han tenido una voluntad de dialogar, nos han denunciado hasta por contaminación lumínica, cuando es algo que no depende de nosotros sino del alumbrado público. Creemos que muchos de ellos están presionados por la plataforma, pues hay gente que ha venido a traernos el currículum después de manifestarse», critica el gerente. Aun así, recuerda que «quien no quiere ver no ve» y que cuando esté acabada la obra, «estará solucionado el asunto del traslado de los féretros».