La necrópolis megalítica más longeva de Granada y una de las más perdurables de Europa
Hace unos 6.000 años, las sociedades de agricultores y ganaderos que habitaron la cuenca de Guadix, en la provincia de Granada, eligieron la montaña de Panoría, de forma cónica y perfectamente individualizada del entorno, para enterrar a sus difuntos con grandes losas de piedra, lo que suponía un cambio relevante.
Las cámaras funerarias de la necrópolis de Panoría, de forma rectangular o poligonal, fueron construidas con grandes losas de piedra y se accedía a ellas mediante pequeños y estrechos pasillos. Este espacio funerario megalítico, de entre 6.000 y 5.000 años de antigüedad, fue utilizado durante más de un milenio, por lo que se trata del más longevo de Granada y uno de los más perdurables de Europa, según reveló la semana pasada la Universidad de Granada.
Uso, abandono y reutilización: así durante más de 1.000 años. La necrópolis megalítica de Panoría, excavada en Sierra Arana de Darro por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada, liderado por Gonzalo Aranda Jiménez, ha sido fechada con métodos novedosos que demuestran que los primeros enterramientos se realizaron entre el 3525-3195 a.C. y los últimos entre el 2125-1980 a.C.; el espacio ritual y funerario estuvo en uso durante más de un milenio, según el análisis estadístico.
«Las sepulturas fueron construidas en diferentes momentos temporales por grupos sociales muy dispares y muy posiblemente no relacionados entre ellos», sostienen los arqueólogos. En ocasiones, las sepulturas fueron utilizadas durante escasas décadas, no más de dos generaciones, en otras durante siglos, mientras que también se documentan reutilizaciones tras largos períodos de inactividad funeraria.
Mediante la datación por radiocarbono se han fechado los restos de 19 individuos, seleccionados entre los hombres y mujeres enterrados en las cinco sepulturas excavadas. «Los enterramientos eran colectivos [se han documentado al menos 28 personas en una sola sepultura] y por ello muchos restos antropológicos han perdido sus conexiones anatómicas, apareciendo amontonados unos encima de otros», comentan los investigadores. Asociados a estos restos se han encontrado diferentes tipos de vasijas cerámicas, puntas de flecha, cuchillos de sílex o conchas marinas que formaron parte de los ajuares funerarios y de los ritos de inhumación propios de la época.
«Mediante la construcción y el uso ritual y funerario de las sepulturas megalíticas, diferentes grupos humanos quedaban asociados a un lugar especial que les proporcionaba un medio para interactuar con los poderes de lo sobrenatural. La enorme pervivencia ritual de este paisaje sagrado se entiende en este contexto, como parte de la atracción y el deseo de diferentes grupos sociales de integrarse en dicho entorno a lo largo de los siglos», concluyen.