El Museo Valenciano de Etnología recupera el retrato funerario como elemento de memoria y recuerdo
El Museo Valenciano de Etnología expone por primera vez más de un centenar de fotografías originales post mortem encargadas por los familiares como «recuerdo familiar» para mantener viva la «memoria» de sus seres queridos. Desde 1940 hasta la actualidad, la muestra Imágenes de muerte.
Representaciones fotográficas de la muerte ritualizada reúne instantáneas inéditas realizadas entre 1840 y 2017, aunque esta práctica, habitual en todo el mundo durante años, dejaron de ejercerla los fotógrafos profesionales en la década de los 80. La exposición, que se podrá visitar hasta el mes de junio de 2018, recupera 80 fotografías independientes y tres álbumes, con un treintena de imágenes cada uno, procedentes de las colecciones privadas de José Huguet Chanzá, Javier Sánchez Portas, Julio José García Mena y de la propia comisaria de la muestra, Virginia de La Cruz Lichet.
La comisaria, que el miércoles 27 ha presentado esta selección acompañada del director del Museo Valenciano de Etnologia, Francesc Tamarit, y el diputado de Cultura de la Diputación de Valencia, Xavier Rius, ha explicado que esta tradición se vinculó con el rito funerario de forma casi natural y espontánea, buscando conservar la última imagen de un ser querido.
En este sentido, ha subrayado que estas imágenes «se acercan a la muerte no como algo macabro ni tétrico, sino todo lo contrario, en esta fechas de amor y paz, son las fotografías encargadas por padres para tener paz». Además, se exponen en su formato original de pequeñas dimensiones «para verlas como las vieron los que las encargaron».
Según la comisaria, los retratos post mortem han sido tradición en todo el mundo y de hecho, en la muestra recupera instantáneas realizadas en la Comunidad Valenciana, en países europeos, asiáticos y americanos. Es constante la «inquietud por no olvidar el rostros de un ser querido e incorporarlo al álbum familiar» e incluso hay lugares en los que se hace un reportaje del funeral. Para algunas familias, ha señalado, esta era «la primera y única foto que tenían de los hijos» y querían «conservar su imagen y preservar su memoria».
De este modo, Virginia de La Cruz Lichet ha reivindicado «la muerte como parte de la vida» y que «para sobrellevarla hay que enfrentarse a ella». Con las guerras mundiales y la Guerra Civil Española, los fotógrafos profesionales dejaron de hacerlas. Ahora, la fotógrafa y psicóloga Norma Grau, que trabaja en Barcelona, intenta recuperar esta tradición para llevarla a los hospitales españoles. De hecho, la fotografía más reciente de la muestra es suya y data del 20 de febrero de este 2017.
En la imagen, una madre y un padre sostienen en brazos y dan un último beso a su recién nacida ya muerta. Retratos de niños como si estuvieran vivos El recorrido expositivo se divide en El rechazo de la muerte: El difunto como vivo, que incluye retratos pictóricos de niños como si estuvieran vivos. Le sigue Buscando el último soplo de vida, con retratos que buscan representar la personalidad del difunto: con su libro de lectura, sus juguetes o su sillón favorito y el cuerpo sentado o recostado para dar apariencia de vida.
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