“El cementerio es la historia de la ciudad, la memoria del pueblo”
La visita a un lugar de enterramiento implica para la mayoría una importante carga emocional. Sin embargo, Ana Jesús Mateos Gil, doctora en Historia del Arte, descubre el valor artístico y patrimonial del camposanto más antiguo de la capital de La Rioja Baja en la publicación ‘El cementerio de La Planilla. Arquitectura y escultura funeraria en Calahorra’. El libro, que acaba de publicar el Instituto de Estudios Riojanos (IER), es fruto de varios años de investigación de la autora sobre un monumento singular construido en 1885 y clausurado en el 2003.
– ¿Cómo surgió la iniciativa de estudiar el cementerio de La Planilla de Calahorra?
– Todo surgió a raíz de una mesa redonda que organizó Amigos de la Historia de Calahorra en el año 2008 sobre el futuro del cementerio de La Planilla, y en la que participamos varias personas. Ese mismo año pedí una ayuda al IER y me la concedieron, al considerar que el tema era interesante porque el futuro del cementerio estaba entonces en el aire (el Plan Parcial del sector La Planilla no contemplaba entonces la protección del camposanto).
En una primera campaña investigué la historia del recinto y catalogué las sepulturas. Me metí en un terreno absolutamente desconocido para mí. Era como una aventura. Cuando acabé aquello vi que no era suficiente. Por ejemplo, quería saber el porqué había tantas vírgenes del Carmen. Había un trasfondo que se me escapaba. Entonces, en el año 2011 pedí una segunda ayuda al IER 2011 (del que Ana Jesús Mateos es investigadora agregada) que también me concedieron. Empecé a estudiar la decoración, la tipología… Esas dos campañas han cristalizado en un libro, que tiene dos partes. Una de ellas es la historia del recinto y la otra recoge la colección de sepulturas. En esta segunda parte intento primero concienciar de que la sepultura es un objeto artístico. Como anexo se ha editado un DVD con todo tipo de información de las casi 1.500 sepulturas catalogadas.
– Gracias a esa labor de investigación ha abierto los ojos a los calagurritanos sobre el valor del arte funerario en La Planilla
– El problema de un cementerio es que tiene una carga emocional muy fuerte y de alguna manera hay que dejar fuera el abrigo emocional y entrar desnudo. Es entonces cuando descubres las sepulturas, las esculturas y los detalles.
– Y conserva también parte de la historia de la ciudad…
– El cementerio es la propia historia de la ciudad. Y se puede decir que allí están las propias personas con nombre de calle, como Achútegui de Blas, Gutiérrez Achútegui…Ahí tienes la vinculación con la historia y con el arte. Un cementerio es la memoria del pueblo. Y ahora nos toca a todos luchar porque esa memoria se mantenga. El Ayuntamiento ya ha puesto de su parte y ya mantiene el cementerio. Ahora entre todos tenemos que mantener las sepulturas. Cada familia debe encargarse de mantener su sepultura y panteón en un estado decente.
– ¿Qué es lo que más le ha sorprendido del cementerio durante su estudio?
– Cuando entras en un cementerio te encuentras de todo. Desde obeliscos egipcios hasta animales. En el de Calahorra tenemos búhos, dragones, mariposas y águilas. El mundo modernista tuvo una sensibilidad especial por la estética y una gran facilidad para trasmitir los sentimientos, a veces con una imagen religiosa y otras no. Por eso, aparecen ángeles sin alas o esas mujeres reclinadas con una ofrenda floral. Esa decoración modernista se mantuvo durante mucho tiempo. Por otro lado, tiene aspectos que no se dan en otros cementerios de La Rioja, como un tipo de panteones con una especie de capilla tan pequeña en la que no se puede celebrar una misa.