Funerarias de China ofrecen realidad virtual para experimentar con la muerte
Las nuevas tecnologías y la realidad virtual se ponen al servicio de la muerte en China y cada vez son más los usos que les dan las funerarias, en un país con profundas tradiciones como el Festival Qingming o Día de Barrer las Tumbas.
Millones de chinos visitan en esta jornada los cementerios del país para rendir homenaje a sus antepasados visitando sus tumbas. Las limpian, las adornan con flores, hacen ofrendas de comida o incluso de dinero, con billetes ficticios creados para la ocasión que se queman junto a las tumbas para que lleguen al más allá.
En el sur del país, a esta costumbre se añade la de quemar miniaturas en cartón de casas, coches o aparatos tecnológicos para que a sus difuntos no les falte nada.
Mientras, las funerarias aprovechan esta semana en la que la muerte está más presente que nunca para presentar llamativas novedades como un programa de simulación virtual de la muerte, que fue presentado hace unos días por la funeraria más grande de Pekín, Babaoshan Funeral Parlor.
A través de gafas de realidad virtual y auriculares, los usuarios pueden experimentar distintas escenas relacionadas con la muerte como un ataque al corazón en el trabajo, un rescate paramédico fallido así como una visión de la entrada al más allá.
Aunque este programa es temporal, la funeraria ya usa en su día a día las nuevas tecnologías como los códigos QR, que se utilizan para evitar la identificación errónea de los cadáveres.
Esta funeraria incinera 22.000 cadáveres cada año, un cuarto de la demanda total de la capital china, y también ha lanzado este año un servicio de impresión en 3D por el que los cadáveres pueden ser reconstruidos en el caso de que hayan quedado desfigurados.
Rumbo a otra vida de la mano de la tecnología
Busca así ofrecer a las familias una forma para que sus seres queridos “puedan salir con más dignidad” el día de su funeral. A través de la tecnología y con fotografías del fallecido, se crean prótesis faciales que pueden restaurar la cara de las personas que murieron en accidentes como el fuego o de enfermedades como tumores faciales.
En estos días son numerosos los datos que circulan en China sobre temas funestos, por ejemplo, según asegura la Changsha Social Work College, la oferta de trabajo en el mundo funerario es mucho mayor que la demanda.
En esta academia, los alumnos pueden estudiar cursos relacionados con el negocio de la muerte como el de escribir obituarios, el de diseño de cementerios y el de embalsamamiento.
Aunque ha habido un aumento en el número de estudiantes, los empleadores todavía compiten por los graduados, ya que cada año se graduan unos 300 estudiantes pero en el sector hay más de 1.600 vacantes de empleo.
Según la tradición china, el muerto ha de viajar al más allá de la forma más intacta posible, pero desde hace décadas en las grandes ciudades chinas es obligatorio incinerar a los cadáveres debido a los problemas de espacio que tienen los cementerios.
De hecho, desde el Gobierno se promocionan funerales alternativos y cada vez son más los chinos que eligen los llamados funerales verdes, como el esparcimiento en el mar de las cenizas o su enterramiento cerca de los árboles.