El director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses afirma, «España está muy bien preparada»
Antonio Gómez, director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), afirma que España está «muy bien preparada» para responder a los retos que les marcan «los malos», lo que permite resolver con exactitud la mayoría de los casos, aunque no en los tiempos que marca la serie ‘CSI’.
Así lo ha indicado en entrevista con Efe una semana después de tomar posesión, de nuevo, como máximo responsable de este centro que ha identificado a víctimas, como los militares del Yak-42, el crimen de Pioz (Guadalajara) o los asesinatos de las jóvenes Laura del Hoyo y Marina Okarinska.
Según Gómez, el INTCF es un referente, pues siempre está innovando y aplicando nuevas técnicas, algo imprescindible para poner frente a los retos que ponen sobre la mesa «los malos» porque si no «se escapan».
Uno de ellos es, por ejemplo, detectar las nuevas drogas del mercado, dado que los delincuentes siempre están diseñando nuevas fórmulas.
Una labor en la que también tienen mucho qué decir otros departamentos con los que trabajan de mano, como el de Criminalística de la Guardia Civil o la Científica de la Policía Nacional, pero también los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza o la Policía Foral de Navarra, añade.
«Creo que todos somos representativos de la gran calidad científica de los laboratorios a la hora de responder en los casos de investigación de ciencias forenses, y los ciudadanos lo tienen que saber», subraya.
El hecho de que estos servicios estén bien preparados, tanto con medios materiales como humanos, permite conocer con exactitud en la mayoría de los casos la causa de la muerte de una persona, y además, estar coordinados con el resto de laboratorios forenses de Europa.
Gómez reconoce que las cosas han cambiado en la última década, en relación a su primera etapa como director de este centro, entre 2007 y 2011, aunque lleva desde los 26 dedicándose a la medicina forense.
Actualmente, resalta, son más de 500 los trabajadores que conforman la plantilla del Instituto, desde médicos, biólogos, veterinarios o farmacéuticos hasta técnicos de laboratorio y personal de la Administración de Justicia.
Precisamente, el Instituto, creado en 1887, depende directamente del Ministerio de Justicia, cuya titular, Dolores Delgado, tiene raíces conquenses, como Gómez, alcalde socialista de la pequeña localidad de Villanueva de Guadamejud.
Asegura que el Instituto emite cada año más de 33.000 informes que requieren de 144.000 análisis de muestras, cifra que, augura, crecerá este 2018, «como cada año, entre un 8 % y un 12 % porque la sociedad es cada vez más compleja y exigente».
Y detalla que en sus cinco departamentos se analizan muestras de droga, orina, fluidos gástricos, sangre, documentos o muestras de ADN para pruebas de paternidad, entre otras muchas de sus funciones.
Gómez explica que el Instituto, con sede central en Las Rozas (Madrid), tiene también sedes en Barcelona y Sevilla, además de una delegación en Tenerife, y presta también ayuda a los Institutos de Medicina Legal (IML) de toda España.
Como hizo, por ejemplo, en el verano de 2015, cuando el IML de Cuenca remitió las muestras de los cuerpos de Laura del Hoyo y Marina Okarinska, asesinadas por Sergio Morate, que fueron enterradas en una poza en cal viva en Palomera (Cuenca).
Un caso que «se pudo esclarecer en pocos días y de manera excelente», remarca Gómez, que apuesta por reactivar una mayor investigación en el área de Toxicología y la genética forense, en concreto en las técnicas que por ejemplo se utilizan para determinar una agresión sexual.
«Los tiempos que ofrecen también son óptimos, y en algunos casos los informes están listos en una semana o dos, aunque no pueden trabajar a la velocidad que plantea la serie de televisión ‘CSI’, que resuelve los misterios en un capítulo de una hora de duración», comenta.
Reconoce que algunos casos sí tienen prioridad, sobre todo los más mediáticos que «tienen gran impacto social» porque, entiende, «cuanto antes se resuelvan, mejor».
Desvela que el Instituto también investiga sobre la muerte súbita, no sólo en bebés, si no en adultos y deportistas, que generan unos 30 o 40 fallecimientos al año.
Gómez asume que «el día a día» en un trabajo como el suyo es «complicado», sobre todo cuando tiene que ver con muertes de niños porque «impactan, se te pone piel de gallina. Es inevitable», como en las agresiones sexuales o violencia de género, por lo que intentan trabajar «a ciegas».
«Con el tiempo uno se adapta e intenta olvidarse, aunque es muy difícil», señala apenado, mientras recuerda cómo hace unas horas conoció por televisión que un bebé murió después de que uno de sus progenitores se lo olvidara durante varias horas en el interior del vehículo.