María Castellano: «Los cadáveres hablan, pero hay que saber interrogarlos»
María Castellano. Jaén, 1948. Fue la primera mujer en España que logró ser catedrática en una Facultad de Medicina hace 38 años. Especializada en Medicina Legal y Forense, conoce bien la maldad humana. Estuvo cara a cara con más de un asesino.
Rompió un techo de cristal al convertirse en la primera mujer en España que logró una cátedra en Medicina. Fue en la Universidad de Zaragoza en 1980.
Sí. Pero no fui muy consciente porque en el año 1977 había hecho las oposiciones de médico forense y fueron pasos sucesivos que di. No fue un cambio muy radical. Luego ingresé en la Real Academia de Medicina, di cursos para formar a la Policía Judicial y participé en casos de investigación criminal me tuvieron mucha resonancia. Entre mis discípulos había muchas mujeres que prosperaban científicamente, como algo natural.
¿Hay mucho machismo en la universidad?
No lo percibí así. No he encontrado competitividad en el mal sentido ni tampoco zancadillas. Con mis compañeros y maestros, todos teníamos nuestro espacio porque lo bueno de la medicina legal es que es muy diversa. Lo que tantas mujeres hemos conseguido ha sido con esfuerzo, trabajo y renunciando a aspectos más sociales que a veces se asocian a las mujeres.
¿A la mujer se le exige más para llegar arriba?
Mujeres muy preparadas y con mucha formación han renunciado a llegar a la cúspide porque han valorado que eso supone renunciar a aspectos familiares como tener más tiempo con los hijos. A la hora de asumir un decanato, un rectorado o la presidencia de una sociedad científica lo piensas porque suponen viajes, cenas de trabajo y salidas que no todas las mujeres quieren asumir por esa preocupación de no perder tiempo. La mujer se esfuerza si lo que va a hacer le merece la pena. Los hombres son más vanidosos y miran menos ese aspecto.
La universidad española no sale bien parada en los ranking.
Hay pocas universidades españolas en esos primeros puestos que llaman la atención, entre las 10 primeras, pero en general, casi todas las universidades españolas cuentan con un reconocimiento bastante notable.
La Junta de Andalucía ha puesto en marcha un programa que lleva su nombre para facilitar el acceso a la docencia universitaria de los profesionales de la medicina. ¿Es suficiente?
Sería suficiente si a través de ese programa se van sacando las plazas necesarias. El primer año son 30 plazas, pero no son suficientes. Será efectivo si se van sacando más, las que sean necesarias para reponer los puestos de los que nos vamos jubilando. El programa se ha copiado en otras comunidades con una mayor dotación de plazas.
En España hay una fuga de cerebros.
Los españoles, cuando han salido fuera, han sido muy reconocidos en investigación y en ciencia. Es verdad que recuperar a uno de estos investigadores, con el mismo nivel de recursos que tenía fuera, es muy difícil.
Los gobiernos recortan en investigación, educación, sanidad…
Como se descubren cosas a un ritmo tan rápido, las necesidades siempre son superiores a los recursos. Nuestra economía no está organizada para generar la riqueza suficiente que requiere la investigación. En nuestra administración, la gestión no funciona bien. Ya estamos viendo los dinerales que se gastan en cosas inconfesables. Habría que priorizar mejor.
Se ha dilapidado mucho dinero en los casos de corrupción.
Claro. Hace poco hice un viaje con un señor que había tenido un cargo en Andalucía. Era un gestor estupendo que conseguía muchos fondos de Europa y me decía que muchos recursos que llegaban a Andalucía, y supongo que en otras comunidades pasará igual, se devolvían a la Unión Europea porque no se habían gestionado en el tiempo adecuado y con los fines para los que se habían pedido. No sabemos gestionar. Los políticos no gestionan bien, aparte de que el dinero se va a donde no debía por los casos de corrupción.
¿Se toman en serio los gobiernos la educación?
Pues, por lo que vemos, no. Los niños de aquí comparados con los de Europa no salen muy bien parados. Cuando oyes a los docentes de los niveles preuniversitarios no están satisfechos. Y eso que hay docentes estupendos, pero haber tenido tantos cambios en leyes educativas y sobre todo que cada comunidad autónoma tenga sus propios libros, sus propios criterios… es un desastre. Debía haber un pacto de Estado a nivel nacional por la educación. Es necesaria una orientación profesional más lúcida para que los estudios sirvan para encontrar trabajo. La formación profesional está muy descuidada en España. Muy bien no lo estamos haciendo.
Está jubilada desde este verano de sus tareas en la Universidad, pero mantiene la actividad en la Real Academia de Medicina Nacional donde ocupa el sillón número 19 de Medicina Leal . ¿Por qué es importante su especialidad?
Porque fue la primera especialidad médica que hubo en España en 1845. El profesor de medicina legal que había en Madrid entonces, don Pedro Mata, dijo que en el medio rural había crímenes que no se esclarecían porque no había médicos con conocimientos de medicina legal. Dio cursos para que los médicos conocieran la autopsia médico-legal, las lesiones criminales, los envenenamientos… Esos médicos fueron a los juzgados de instrucción de los pueblos. En el siglo XX, cuando se crean las especialidades, la medicina legal estaba entre las primeras. Pero cuando todas han ido progresando, la medicina legal y forense va en retroceso. El Ministerio de Justicia dice que solo quiere médicos forenses para los juzgados, pero nos olvidamos de la especialidad como una formación para los médicos que quieran ejercer en el ámbito privado, en los hospitales para salvaguarda de los derechos de los pacientes, o en programas de prevención de la violencia familiar, mediación en daños sanitarios…
Los forenses dicen que el «cuerpo del muerto habla», pero ¿cómo lo hace?
Nosotros decimos que los cadáveres hablan, pero hay que saber interrogarlos, y ¿cómo lo interrogas? Interpretando cada signo a nivel interno y externo. Si hay un fallecido en un domicilio que tenía una estufa, miras si el cadáver tiene un color rosa, como si estuviera dormido. Podría ser por una posible intoxicación por monóxido de carbono. Luego hay que hacer los análisis que lo certifican o no. Un cadáver da datos sobre cuál fue el mecanismo de muerte, cuando ocurrió y otras muchas cosas que debes saber interpretar.
Claro, es lo que marca la diferencia entre una muerte natural o un crimen.
Con los tóxicos, por ejemplo, externamente puede parecer una muerte natural, pero al analizar las reacciones bioquímicas en el organismo, o los tóxicos específicos, identificas la sustancia responsable de la muerte. Con las heridas pasa lo mismo. Cuando a una persona le han dado un golpe mortal y luego la colocan en las vías del tren, se puede determinar qué heridas se hicieron cuando la persona estaba viva y cuáles cuando ya había fallecido.
Las noticias sobre crímenes suelen estar entre las más leídas en las ‘web’ de los medios. Las películas y series sobre asesinos también tienen mucho éxito. ¿Hay atracción por el mal?
Me llama mucho la atención que los telediarios incluyen muchos sucesos que se cuentan de una forma no adecuada para la población en general porque dan ideas. ¿Por qué interesa? Hay mucha curiosidad por saber cómo funciona la mente en personas que han cometido un crimen horrible. Para prevenir la violencia es necesaria una educación desde la guardería en el respeto a la otra persona; eso significa también que las personas comprendan sus propios sentimientos y los expresen. Yo creo que no nos enseñan a conocer bien nuestros sentimientos y emociones y a expresarlos, lo que facilitaría la comunicación y la resolución de conflictos en el respeto.
¿El asesino nace o se hace?
Hay personas con una inclinación hacia el mal y al conocer a algunos decimos: el mal existe; desde la infancia han tenido comportamientos de hacer daño a las personas, destrozar las plantas, maltratar a los animales, no tener compasión… esos son los menos. Otros tienen comportamientos delictivos, pero por las circunstancias que le han ido influyendo. Cuando hablas con una persona que tiene conductas antisociales hay veces que entiendes por qué esa persona ha obrado así; otras veces, no, lo que encuentras es frialdad afectiva, ausencia de empatía, falta de arrepentimiento, incapacidad para corregirse y hasta satisfacción por el mal causado. Respondiendo a la pregunta, hay un poco de todo, aunque en los extremos de la curva haya personas absolutamente malas y en el otro extremo, buenas personas que se han visto abocadas a algo que parece incomprensible en relación a su biografía.
El asesino confeso de Pioz, condenado por matar y descuartizar a sus tíos y primos, tiene personalidad psicopática, pero no todos los psicópatas se convierten en criminales.
Así es. En psiquiatría se describieron inicialmente varios tipos de psicopatía, como personalidades extremas respecto a diversas características psicológicas: abúlico, narcisista, … Ahora, con un lenguaje más suave hablamos de trastorno de personalidad y reservamos el término «psicópata» para el antisocial, que hemos descrito antes.
El relato de los ‘whatsapp’ del asesino de Pioz, explicando a su amigo los detalles más escabrosos de los crímenes, es terrorífico.
Esa persona disfruta con el daño, haciendo el mal al otro, y cuanto más inocente y vulnerable, mejor. Es un grado de maldad extrema, el sadismo, y la necesidad de admiración por lo que hace. Eso no lo vemos ni en los animales. Desde su inteligencia, el hombre es capaz de las mayores heroicidades y las mayores maldades.
Un grado de maldad así es casi incomprensible.
Hace años vi a una persona así. Era adicto a las drogas, pero en su comportamiento sabía lo que hacía, tenía de fondo una personalidad psicopática; mató a sus vecinas, una madre y su hija. Era una persona sin arrepentimiento y sin ningún signo de humanidad.
¿Cómo es enfrentarse cara a cara con un asesino así?
Es duro porque no puedes comprender una conducta humana de estas características. En muchos casos de criminales, analizando la biografía y el crimen, puedes comprender a estas personas, aunque no las disculpes.
Usted que ha investigado sobre la violencia familiar, ¿por qué las mujeres maltratadas no abandonan a sus maridos?
Porque hay situaciones de dependencia psicológica con inseguridad e inmadurez que se compensa con la actitud autoritaria del maltratador. Otras veces se trata de una actitud equivocada y fantasiosa con la esperanza de que va a cambiar; y no podemos olvidar la dependencia económica. No obstante, las mujeres tenemos un cerebro más plástico que los hombres y nos adaptamos mejor al cambio, por ello, cada vez son más frecuentes mujeres con 50, 60 o 70 años que denuncian tras décadas de matrimonio porque se reconocen como una persona con dignidad y unos derechos que el otro no respeta.
¿Un niño que vive el maltrato en casa está condenado a ser un maltratador?
Se dice que el niño maltratado tiene mucho riesgo de ser maltratador y muchos de los agresores, con frecuencia, han sufrido violencia en la infancia. Pero un niño no tiene que estar condenado a ello. Puede ser reeducado para recuperar sus mejores cualidades, su seguridad, sus afectos y emociones. Por ello tenemos una gran responsabilidad social con las víctimas de violencia y abusos sexuales; estamos obligados a devolverle la confianza en la bondad y la solidaridad humana.
Por su interés publicamos la entrevista: El Mundo