Una vez muerto, abono para tu huerto: la nueva tendencia funeraria ecológica
La tradición funeraria marca dos ritos finales de carácter universal: el entierro y la incineración. Al parecer, ninguno de los dos, hoy en día, es demasiado sostenible. De ahí que hayan surgido un sinfín de variopintas alternativas al entierro.
La última, y quizá la primera que obtenga reconocimiento legal, aspira a fundir tu cadáver con la naturaleza: compostorizar tu cuerpo. Convertirlo en abono. Para las plantas.
¿Qué? La idea surge de Recompose, una start-up estadounidense creada por Katrina Spade. Su objetivo es desarrollar pequeños sarcófagos hexágonales que, mediante técnicas de aceleración orgánica, descompongan los cadáveres en treinta días. Una vez convertidos en compost, sus seres queridos podrán utilizarlos para abonar un pequeño árbol, cerrando así el ciclo de la vida y la muerte.
¿Por qué? Una explicación es filosófica: según Recompose, no hay mejor homenaje a tus seres queridos que transformarlos en un árbol. Otra es práctica: la técnica sería más barata (aunque no especifican cuánto, dado que está en desarrollo) que los habituales embalsamientos, entierros o incineraciones. La última y más importante: es un rito funerario «verde», ecológico. Su huella medioambiental es mucho más baja.
¿Es verdad? Es el gran reclamo de Recompose. «Hemos comparado el entierro convencional, el entierro natural, la cremación y la recomposición», explican en su web. Esta última «puntuó mejor en la categoría de potenciales contribuciones al cambio climático».
La cremación requiere de grandes cantidades de energía, y emite CO2 de forma natural; la fabricación de ataúdes o lápidas también genera emisiones; y además, en el largo plazo, no se descomponen. «Creemos que cada vez que alguien escoja la recomposición sobre la cremación o el entierro convencional ahorrará una tonelada métrida de CO2 emitida», afirman. Es un estudio interno y es uno de sus grandes reclamos.
La ley. Cierto o no, existe un interés creciente en las alternativas funerarias. En el estado de Wahsington, en Estados Unidos, un congresista local quiere modificar la ley para dar cobertura legal a la «recomposición». A día de hoy las leyes sobre entierros y cremaciones son estrictas, y no suelen amparar otros ritos diferentes. Recompose, por su parte, sigue en un estado embrionario, y aún no ofrece servicios (pero si reserva por anticipado).
La tendencia. No son los únicos explorando el universo funerario ecológico.
Hace dos años, Bios Urn lanzó una urna autogestionada mediante inteligencia artificial que se valía de los restos de tus seres queridos para mantener vivo un pequeño arbolito (por apenas 500€).
En 2011 una empresa escocesa lanzaba la «liquidificación» frente a la cremación, ahorrando un tercio de la energía (y de las emisiones) utilizadas en las incineraciones.
Y en 2015 otra empresa estadounidense, Coeio, creó un traje que, al igual que los sarcófagos de Recompose, hiperaceleraba el proceso de descomposición del cadáver, limitando al máximo la huella medioambiental. Magnet