El humo y el olor a quemado del crematorio incomoda a los vecinos
El 35% de los fallecidos termina incinerado en la región. Una cifra que se encuentra ligeramente por debajo de la media nacional, que se sitúa casi en el 39%. Aún así en Extremadura va creciendo esta forma de enterramiento.
En la capital cacereña existe desde el año 2004 un horno crematorio, con el que conviven a diario los vecinos de Montesol y Mejostilla. A veces les incomoda porque de la chimenea sale un intenso humo que invade la zona de un olor a quemado. No es algo que ocurra de manera habitual, pero sí lo sufren en varias ocasiones.
Afecta a los vecinos de las viviendas cercanas, aunque el olor se aprecia incluso hasta en el paseo alto y en la urbanización Infanta Isabel, cuyos residentes ya han elevado su queja en alguna ocasión. «Paso por ahí cada mañana y cada tarde con los perros, no ocurre siempre pero normalmente cuando hace frío y hay humedad de la chimenea sale mucho humo y el olor es increíble», afirma uno de los vecinos afectados.
No es tanto el olor lo que les resulta incómodo, sino de dónde procede. «En realidad no es el olor porque es como si se estuviera haciendo una barbacoa, el olor es un poco más fuerte que eso pero, si viniera de la barbacoa del vecino no importaría, el problema es que tú sabes que lo que estás oliendo viene del crematorio y resulta incómodo y horroroso», añade este vecino.
El crematorio es un servicio municipal adjudicado al Grupo Iniciativas Alcaesar. Según indica su responsable, Fernando Yaybek, el horno funciona de manera correcta y se somete a revisiones periódicas. «El problema puede obedecer a varias causas, una de ellas es que la primera incineración del día puede provocar un mayor aumento de la combustión», indica. También puede deberse a los materiales de los féretros en los que se ubican los cuerpos e incluso al peso de la persona. «No es la primera vez que nos hacen una consulta sobre este tema», reconoce.
El responsable del horno crematorio añade además que el personal que se encarga del mismo cuenta con cursos de formación para su mantenimiento y la mejora de la combustión. «De normal no sale humo porque tenemos que cuidar que la combustión sea la correcta para que el nivel de gases que se emita sea el correcto», asegura el responsable.