Cuatro trabajadores de la funeraria El Salvador declaran que la órdenes las daba el fundador ya jubilado
Cuatro trabajadores del Grupo Funeraria El Salvador de Valladolid han declarado ayer viernes 17, como investigados por el caso de estafa por la venta de ataúdes que eran cambiados por otros de menor valor antes de la cremación. En su declaración han asegurado que era el fundador y propietario de la empresa quien daba las órdenes pese a estar jubilado.
Tres de los empleados han respondido a las preguntas del fiscal, de la jueza y del abogado, y han rechazado contestar al del resto de las acusaciones y de las defensas, mientras que uno de ellos solo ha hablado ante su abogado durante esta segunda sesión de declaraciones que lleva el Juzgado de Instrucción número 6 de Valladolid.
Según fuentes jurídicas, todos los trabajadores han mantenido el mismo relato que los otros tres empleados que declararon la semana pasada y han asegurado que ellos, como empleados, desconocían estas actuaciones que fueron denunciadas por Justo, uno de los extrabajadores de la empresa.
También han mantenido que al igual que ellos, desde el grupo funerario se desconocían estas prácticas y han indicado que el cambio de un ataúd podía realizarse por una sola persona, en este caso por Justo, que a la vez de ser el recepcionista era el encargado del horno crematorio.
Las diferencias con la sesión de la semana pasada, cuando declaró Rosario, hija mayor de los Morchón, y tres trabajadores en activo, se centran en la actividad que desarrollaba Ignacio Morchón padre, fundador y propietario de la Funeraria.
El viernes 10 los trabajadores y una de las hijas indicaron que el padre, ya jubilado, solo paseaba por las instalaciones y que quien realmente llevaba la gestión y la dirección de la empresa era su hijo.
Sin embargo, este viernes los cuatro trabajadores investigados que también permanecen en activo han confesado que el padre continuaba dando órdenes dentro de la empresa y que puntualmente estas tareas de organización las realizaba el hijo.
Respecto a Rosario, han indicado que se encargaba de las facturas desde la oficina que el grupo tiene en la calle de Las Angustias de Valladolid; y sobre la hija pequeña, Laura, han aclarado no haber tenido mucho contacto con ella, pero que realizaba su trabajo en el tanatorio, no en el cementerio.
Las próximas sesiones serán testigos los que declaren ante la titular del Juzgado y que estos están obligados a decir la verdad y a contestar a todas aquellas preguntas que se les formulen.