Trabajadores de funeraria El Salvador dicen no saber nada, y que el dueño guardaba el dinero de caja en casa
Dos empleados del Grupo Funerario El Salvador de Valladolid, investigada por estafa por la reventa de ataúdes, han declarado que el dueño de la empresa, ante varios intentos de robo en la oficina, guardaba en casa 600.000 euros, que se usaban como caja para las operaciones de la propia funeraria.
Los dos trabajadores en activo, encargados de la contabilidad de la empresa, han declarado este viernes en el Juzgado de Instrucción número 6 de Valladolid, que investiga el supuesto cambio de féretros antes de la cremación por otros más baratos para volver a venderlos.
Según han explicado a Efe fuentes jurídicas, ambos han dicho que en la oficina de la funeraria situada en la céntrica calle Angustias se habían llevado a cabo intentos de robo, motivo por el que el propietario de la empresa custodiaba el dinero en su vivienda.
Esa cantidad forma parte del dinero encontrado por la Policía Nacional en el domicilio, casi un millón de euros, dentro de la Operación policial Ignis que conllevó la detención de más de una veintena de personas, han precisado dichas fuentes.
Sobre esa cantidad, era el propio empresario el que decidía en qué se utilizaba el dinero de la caja, han declarado en el Juzgado, donde también han sido preguntados por los roles que mantenían en la funeraria los miembros de la familia propietaria.
Además de los dos contables, también ha declarado un conductor y un albañil, y han coincidido en que el dueño de la funeraria continuaba siendo el jefe tras la jubilación, y las órdenes de uno de sus hijos solo llegaban a algunos empleados en función del puesto en el que trabajasen.
Han precisado que las dos hijas del dueño y su esposa apenas tenían funciones de responsabilidad dentro de la empresa, han detallado fuentes jurídicas.
Todos ellos también han coincidido en que en los 20 años que alguno lleva en la compañía desconocían las prácticas del cambio de ataúdes por otros más baratos antes de la cremación para revenderlos.
Los dos contables han asegurado que las compras y ventas de los ataúdes se realizaban con normalidad, con un almacenaje, al igual que en el caso de cualquier otro negocio.