El paso del tiempo y el abandono han deteriorado el cementerio de Highgate, inaugurado en 1.839
El histórico cementerio de Highgate en la ciudad de Londres, un oasis de verdor que acoge las tumbas de varios personajes famosos, desde el filósofo alemán Karl Marx hasta la estrella del pop británico George Michael se encuentra en importante deterioro.
Preocupados por el incremento de los hongos, las tormentas y el movimiento de las tumbas, los guardianes de este misterioso lugar, muy popular entre los turistas, han pedido ayuda para salvaguardarlo.
Así lanzaron un concurso para jardineros paisajistas cuya misión es proponer planes para que el cementerio, inaugurado en 1839, pueda resistir el paso de los años. Entre los 170.000 enterrados en este bucólico lugar se encuentran celebridades como el novelista George Eliot y el escritor Douglas Adams, autor de la «Guía del autoestopista galáctico».
También incluye la tumba anónima, de acuerdo con los deseos de su familia, del cantante George Michael, que murió en 2016.
Marx, el filósofo y economista alemán autor de «El Capital», está enterrado en la parte oriental del cementerio, mientras que la parte occidental, con sus sinuosos caminos que suben por una colina boscosa, sus catacumbas y su avenida egipcia, llevan al visitante en un viaje por el tiempo a la época victoriana.
Unas 100.000 personas visitan el lugar cada año, con un alza del 30% en los últimos siete años, aunque las visitas se suspendieron durante el confinamiento.
«Plagas y enfermedades»
A pesar de la belleza del lugar, las lápidas y catacumbas han sufrido años producto del abandono durante décadas, algunas lápidas están rodeadas de cintas y señales que advierten del peligro de derrumbe. Otras se inclinan peligrosamente.
Los árboles han metido sus raíces en los huecos de las lápidas
Frank Cano, jardinero jefe, está preocupado por una tumba del siglo XIX cuya parte superior está siendo gradualmente desplazada por un árbol que daña la piedra. El movimiento del suelo arcilloso también ha desplazado algunos monumentos, explica este responsable, que ha trabajado en el cementerio seis años.
«La amenaza al cementerio viene de nuestros árboles, hiedras y zarzas. Básicamente es la naturaleza tratando de apoderarse» del lugar, dice. «Los vientos también se han hecho más fuertes», explica Cano.
Las temperaturas más cálidas están causando el crecimiento de hongos y los árboles son atacados por «muchas más plagas y enfermedades».
El año pasado, el cementerio tuvo que cortar uno de sus árboles más emblemáticos, un gran cedro libanés, que estaba infestado de hongos.
Además, el aumento de las lluvias está arrastrando los caminos de grava y llenando en exceso unos sistemas de drenaje obsoletos.