Roban flores y jardineras junto a otros elementos comunes del cementerio municipal de Cuenca
El robo de flores de las sepulturas se ha convertido en algo habitual en el cementerio municipal de Cuenca, (Castilla-La mancha). Las personas que acuden a visitar a sus seres queridos, ven con indignación como cada vez que acuden al camposanto les han sustraído el ramo de flores.
Como cada año en los días posteriores a la celebración de Todos los Santos los robos repuntan. Además de llevarse las flores de los jarrones, los ladones también se llevan las jardineras de granito, que por su peso han tenido que ser transportadas por más de una persona.
Esteban Moya, persona responsable de la gestión del cementerio municipal, ‘Cristo del Perdón’ reconoce que por parte de la empresa concesionaria Mármoles Granero, el robo de flores se trata de un problema habitual y recurrente, pero no por ello fácil de solucionar. Según argumenta, “es imposible de controlar, nosotros estamos tres o cuatro personas por el cementerio continuamente, dando vueltas, limpiando y haciendo las labores propias del cementerio. Pero claro, si hay gente que aprovecha para robar flores aprovechando un descuido es imposible de controlar”.
Además, indica que “en alguna ocasión hemos pillado a alguien que entraba sin flores y más tarde la hemos visto poniendo flores en alguna lápida. Y cuando nos damos cuenta les llamamos la atención, pero no podemos hacer otra cosa”. Respecto a las sustracciones de jardineras grandes, el Moya indica que “no tiene constancia” de que se hayan producido sustracciones en este sentido.
Ahondando en el asunto de los robos en el cementerio municipal, Moya señala que “nosotros cada dos o tres meses tenemos que reponer las regaderas de plástico porque hay gente que se las lleva”. En este punto, recuerda que el cementerio “es un recinto muy amplio y pueden aprovechar el momento en el que los operarios están en una punta del cementerio para robar en la otra”.
El responsable del cementerio lamenta que “tuvimos una racha en la que entraron a robar tres o cuatro veces, se llevaban carretillas, palancas y la sopladoras”. También han sufrido “algunos actos de vandalismo, como el robo de cruces y Cristos durante la noche”, y lamenta que “hay personas que los fines de semana hacen botellón en la puerta y otros luego se acarician en la puerta de atrás”. Según recuerda instalaron unas luces de jardín para señalizar la zona de salida “y nos las robaron todas”, y en otro caso “nos trajeron una colonia de gatos al cementerio que lo dejaban todo perdido”.
Preguntado por la posibilidad de instalar en el recinto cámaras de video que disuadan actos vandálicos y robos, señala que “no es tan fácil porque el entierro es un momento muy íntimo y a mucha gente no le gusta tener una cámara que los pueda grabar”.
El responsable indica que el problema de los robos de flores en el cementerio “sólo se puede solucionar con el civismo y la educación de la gente. Parece increíble que ni respetemos a los difuntos. Los operarios están haciendo trabajos en el cementerio, no pueden estar vigilando a los usuarios”, lamenta.