Fondos y aseguradoras a por el sector funerario: 360 empresas menos en 5 años
El negocio funerario en España vive un marcado proceso de concentración que ha supuesto la desaparición de unas 360 pequeñas empresas en el último lustro, un 25 % del total, con fondos de inversión y compañías aseguradoras comprando y ganando cuota en un mercado que movió unos 1.700 millones de euros en 2021.
Fuentes del sector detallan a EFE cómo esta integración de funerarias locales en grandes grupos no ha hecho más que comenzar y no ha implicado de momento el cierre de instalaciones, que se mantienen prácticamente estables en el entorno de los 2.500 tanatorios y las más de 7.000 salas de velatorio para dar servicio a unas 460.000 defunciones el pasado año.
La industria ha sufrido una notable transformación: el negocio pequeño, vinculado con el barrio o el pueblo, de carácter familiar y que se heredaba de generación en generación ha pasado a ser objeto de interés de grupos empresariales que han ido creciendo en base a adquisiciones por toda la geografía nacional.
Según se desprende de los datos que maneja la patronal Panasef, entre 2015 y 2020 -último ejercicio del que existen cifras disponibles- el número de funerarias ha bajado de 1.435 a rondar las 1.070, y las más de 300 que han desaparecido eran fundamentalmente firmas cuya facturación no superaba el millón de euros anuales.
No obstante, sigue siendo un mercado extremadamente atomizado, ya que casi tres cuartas partes de las compañías que lo componen son pymes con un volumen de ventas inferior a esta cifra.
UN FONDO CANADIENSE Y TRES ASEGURADORAS LIDERAN EL SECTOR
“Entre las diez primeras no llegan ni al 35 % en cuota de mercado, las grandes funerarias tienen presencia nacional pero no una posición de dominio”, explican a EFE fuentes del sector.
Al frente de la clasificación está Mémora, propiedad de un fondo de pensiones canadiense, con una facturación anual superior a los 200 millones de euros y 136 tanatorios bajo su gestión -aunque las cifras incluyen tanto su negocio en España como en Portugal-.
Por detrás se sitúan Albia, controlada por la aseguradora Santalucía y con más de 90 millones en ventas; Servisa, que forma parte de la aseguradora Ocaso y con una facturación que se aproxima a los 65 millones; y Funespaña, perteneciente a Mapfre y con más de 48 millones de ingresos.
Estos grupos protagonizan un continuo goteo de operaciones de compra por todo el territorio español, tal y como demuestran los registros de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
No obstante, lo que marcó un punto y aparte en el sector fue la decisión de Competencia de autorizar pero con condiciones la fusión acordada por Santalucía y Mapfre para unir sus negocios funerarios, un pacto firmado en 2019 que finalmente no se ejecutó debido a los requisitos exigidos.
Desde la industria funeraria aseguran que de momento no hay operaciones de concentración entre dos “grandes” a la vista una vez conocidas las dificultades que entrañaría, por lo que todas las miradas se centran en las pequeñas.
Además de las compras, también hay otros movimientos en el sector que reflejan su pujanza: Mémora acordó en febrero con el fondo de inversión W.P. Carey traspasarle 26 de sus centros a cambio de 130 millones de euros, una operación de carácter inmobiliario (“sale & lease back”, venta con posterior alquiler) que aporta liquidez y reduce el apalancamiento mientras se mantiene la gestión del negocio.
ESPAÑA, LÍDER EN SEGUROS DE DECESOS Y HORNOS CREMATORIOS
“La tendencia a concentrarse está ocurriendo en todos los servicios y llega ahora a las funerarias. Vemos a fondos de inversión y grandes aseguradoras que cuando se implantan quieren operar en toda España y no sólo en algunas localidades (…) Prevemos que siga ocurriendo en el futuro”, apunta el vicepresidente de la patronal Panasef, Paco Enríquez.
Una de las particularidades del mercado funerario nacional es la masiva contratación de seguros de decesos: seis de cada diez funerales son financiados por esta vía.
Enríquez asocia a este dato el interés de las aseguradoras por apostar por una “integración vertical” gracias a la cual controlen toda la cadena de valor, adquiriendo funerarias que hasta entonces eran sus proveedores.
Sobre el aumento de los fallecimientos debido a la covid-19 y el repunte que conllevó en la facturación del sector -habitualmente ronda los 1.500 millones anuales y aumentó en 2020 y 2021 al entorno de los 1.700-, el dirigente patronal anticipa una caída de los ingresos en los próximos ejercicios, ya que unos años con otros “se suelen compensar”.
Otra peculiaridad es que España se sitúa como el país de Europa con más hornos crematorios, muy cerca del medio millar, pese a que la opción de quemar el cuerpo todavía no es mayoritaria, ya que cerca del 55 % de los cadáveres son enterrados -aunque esta opción está perdiendo peso rápidamente en los últimos años-.
RENTABLE VS. SOBREDIMENSIONADO
La propia CNMC habla en sus informes de un exceso de capacidad instalada: por cada fallecido diario hubo el año pasado 5,2 salas en tanatorios.
“La oferta está absolutamente sobredimensionada, por norma general los tanatorios apenas tienen de media entre un 10 y un 20 % de sus plazas ocupadas”, asegura Marc Vallhonesta, fundador de la “start up” Funos, un comparador por internet de precios entre funerarias.
Vallhonesta subraya que pese a ello, el funerario es un “buen negocio” en términos de rentabilidad, a lo que se suma la evolución demográfica del país, por la cual se calcula que la cifra de fallecimientos anuales sobrepasará en breve el medio millón y se acercará a los 600.000 en una década.
“Es un mercado creciente, con un margen de beneficio muy alto y que además genera liquidez segura”, argumenta en alusión al interés de los inversores por entrar en un sector al que augura un futuro similar al bancario, con una reducción de su red de instalaciones conforme la digitalización avance.