La inteligencia artificial, un aliado en la vida y después de la muerte
La Universidad de Granada (UGR) lidera desde hace más de dos décadas la aplicación de la inteligencia artificial a estas dos caras de la misma moneda y pone a disposición de la vida y la muerte la mezcla de tecnología, software y ecuaciones que ayudan a los médicos, los de UCI y los forenses, a hacer su trabajo.
El catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UGR Óscar Cordón García, y el profesor titular de la misma área y profesor asociado de la escuela de Medicina en la Universidad de Washington, Igor Zwir, comparten trabajo para llevar la inteligencia artificial (IA) a un uso social.
En una entrevista conjunta con EFE, Cordón y Zwir analizan la aplicación de la IA como soporte en la medicina y su potencial para agilizar la toma de decisiones críticas y universalizar derechos.
«Se trata de atender a los vivos y velar por el derecho a la identidad de los que no lo están», resumen estos dos expertos que comparten trabajo en el Instituto Andaluz Interuniversitario en Data Science and Computational Intelligence (Instituto DaSCI), con sede en Granada, ciudad que aspira a acoger la Agencia Estatal de Supervisión de la Inteligencia Artificial.
LA UCI, UNA «FÓRMULA 1» EN LA QUE ACTUAR RÁPIDO
«La UCI es una especie de caja negra donde una persona entra y sale, o bien vivo o muerto, tiene las dos posibilidades. Pero no se sabe muy bien qué pasa en esa caja negra», apunta Zwir, que aplica la IA para reducir el índice de mortalidad en estos espacios.
Zwir trabaja medio curso en la Universidad de Granada y el otro en San Luis (Estados Unidos) para que la IA sea aliado de los médicos gracias a una mezcla de telemedicina y algoritmos que son capaces de alertar sobre el estado de un paciente y explicar al personal sanitario qué sería mejor hacer, cómo y cuándo.
«La UCI es como la Fórmula 1, todo ocurre muy, muy rápido. Nuestra función es ayudar un poco a que esa información que pasa muy rápido y en tiempo real sea útil para los médicos, para tomar decisiones a tiempo», explica.
Pero como la inteligencia artificial no es magia, esa ayuda que ofrecen a los médicos tiene que explicarse con argumentos que aclaren una propuesta que es el resultado de procesar grandes cantidades de datos: «Se trata de que no solo el modelo te dé una recomendación, sino que sea capaz de explicarla», añade Cordón.
COMPRIMIR MILES DE DATOS PARA SALVAR VIDAS
La IA sirve para encontrar respuestas, para descubrir problemas y plantear hipótesis que conduzcan a una solución sanitaria. Ocurrió con una herramienta de inteligencia artificial capaz de interpretar cardiogramas y predecir con un 98 por ciento de acierto qué pacientes iban a fallecer, aunque los cardiólogos no eran capaces de conocer por qué.
«Sabían que acertaba pero no por qué. La máquina no sabe decir qué es, pero se encuentra el problema y se trata de diseñar otra técnica que sí sea interpretable», ejemplifica Cordón.
El trabajo de Zwir es unir los miles de datos que generan las UCI de 30 hospitales estadounidenses y convertirlos en gráficos y predicciones para ayudar a los médicos a tomar decisiones, una pantalla automatizada con alertas sobre cada paciente y qué podría pasarle haciendo esta o aquella cosa.
«Es como tener una cohorte de médicos que toman decisiones conjuntamente. Saber que por situaciones anteriores, esta es la mejor decisión», apunta Cordón.
«Si juntas muchos datos, aparecen modelos que dicen cuál es el estado del paciente, con cierta probabilidad de qué puede pasar en el futuro, si se va a morir o no, si va a volver a la UCI …», detalla Zwir, que compara el uso de la IA en las UCI con un GPS que, según la evolución del paciente, reconduce al médico para intentar llegar a ese destino, que es sanar.
UNIVERSALIZAR LA MEDICINA
Ese sistema de IA que se genera en Estados Unidos se exportará «más barato» al hospital San Cecilio de Granada para que toda la información de la totalidad de los pacientes de la UCI esté en tiempo real en una sola imagen, con predicciones y recomendaciones, y con un sistema de alarmas que indique qué puede pasar.
«Es una simplificación pero es como en Netflix, cuando te dicen que todo el que vio esta película también vio otra… pues es algo así. Todo el que estuvo en esta situación, lo mejor que le pudo pasar fue esto y lo peor esta otra cosa», añade Zwir, que destaca que dicha herramienta servirá para facilitar una atención especializada en la «España vaciada».
IDENTIFICAR A LOS FALLECIDOS
Además de en los vivos, la IA se aplica en la medicina forense para cumplir con el derecho a ser identificado de un fallecido con técnicas como la aproximación facial, que «parecen de película» pero no lo son.
Se aplican en accidentes de avión o atentados como el del 11M, en los que el ADN no sirve y hay que identificar 191 cadáveres: «el cráneo es lo más fiable. Con el cráneo, más de una foto y la IA podemos determinar la identidad de unos restos», añade Cordón.
Su equipo ha diseñado y comercializado un software que automatiza el proceso manual del forense, digitaliza el cráneo, lo convierte en una imagen 3D, proyecta la foto, reconstruye y ayuda a decir si esos restos son o no de la persona estudiada.
«Los forenses tardaban unas ocho horas en cada caso. Ahora se puede hacer en dos minutos y hacer una recomendación ordenada de cada cráneo, las diez identidades más probables en función de ese proceso automático», cuenta Cordón, para explicar el uso que hace México de la IA con sello granadino para identificar víctimas.
Se hace igual con las víctimas del Estrecho, represaliados de la guerra, ahora en fosas comunes de Ucrania, y con casos de memoria histórica internacional como doce víctimas lituanas asesinadas durante un levantamiento contra Rusia en 1963.
«No hay tanta prisa como en la UCI pero está el derecho universal a ser identificados con fiabilidad», recalca Cordón. En los dos casos, en la vida y en la muerte, la IA es una ayuda más.