Descubren una cámara funeraria subterránea en Nápoles con una radiografía de muones
Investigadores italianos han descubierto la existencia de una cámara funeraria subterránea de la época helenística en Nápoles gracias a una radiografía de «muones», una nueva técnica no invasiva que se está empleando en arqueología, reveló hoy la Universidad Federico II de la localidad del sur de Italia.
Un equipo de la universidad napolitana y del Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN), en colaboración con la Universidad japonesa de Nagoya, ha utilizado por primera vez este tipo de radiografía, con rayos cósmicos que se activan cuando partículas subatómicas procedentes del espacio exterior entran en contacto con la atmósfera terrestre, para inspeccionar la presencia de posibles cavidades en el subsuelo del barrio de Sanidad de Nápoles.
Los investigadores identificaron la presencia de una cámara funeraria subterránea, definiendo su posición tridimensional, perteneciente a una necrópolis construida por los griegos a finales del siglo IV y principios del III a. C., bajo el suelo del barrio napolitano de Sanidad, según los resultados que se han publicado en la revista Scientific Reports de Nature.
El subsuelo de Nápoles esconde las ruinas de la antigua necrópolis de Neápolis, cuyos restos yacen a unos diez metros por debajo del nivel actual de la calle, en el barrio de Sanidad, donde la alta densidad de población y las características urbanas de la zona hacen muy difícil proceder a excavaciones sistemáticas.
Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta la fecha, que han permitido descubrir el Hipogeo de los Togati y los Melograni, han llevado a formular la hipótesis de la presencia de otros monumentos desconocidos, explica la universidad en un comunicado.
En esta ocasión, se utilizaron por primera vez dos detectores de muones formados por películas de emulsiones nucleares, colocados a unos dieciocho metros por debajo del nivel de la calle, separados entre sí dos metros, en un sótano utilizado en el siglo XIX para almacenar alimentos.
Los instrumentos recogieron datos durante aproximadamente un mes, capturando unos 10 millones de muones, gracias a los cuales fue posible reconstruir una vista estereoscópica de las capas superiores, definiendo la posición tridimensional de una nueva cámara funeraria.
«El primer reto fue idear un detector de muones compacto, con alta resolución angular, transportable en un lugar estrecho y sin acceso a la red eléctrica», dijo Giovanni De Lellis, uno de los creadores del proyecto, al explicar que «se basa en las tecnologías utilizadas en los experimentos de física subnuclear del CERN y en los Laboratorios Nacionales Gran Sasso del INFN, que estudian las propiedades de los neutrinos y buscan materia oscura».
Además, los resultados de la radiografía de muones «confirman ahora la presencia de otros hipogeos funerarios, sobre los que se había formulado la hipótesis durante tantos años», indica Carlo Leggieri, de Celanapoli, asociación que custodia este yacimiento y promueve su recuperación y utilización.