Las empresas funerarias de España se preparan para recibir a millones de familias por el Día de los Difuntos
Los representantes del sector funerario y cinco confesiones religiosas han intercambiado opiniones sobre los desafíos que afrontan ‘codo con codo’ a la hora de despedir a nuestros seres queridos. Siempre en su compromiso con las familias, este encuentro se ha producido en el marco del Observatorio de los Servicios Funerarios, la plataforma asesora y consultiva del sector fúnebre en España, que recientemente ha celebrado su segunda edición en Madrid.
María Dolores Asensi, presidenta del Observatorio, recalca que «En una fecha tan señalada como es el Día de Difuntos, el mayor orgullo para las empresas funerarias es ver cómo, gracias a la prestación de sus servicios, las familias se sienten satisfechas incluso en estos momentos tan difíciles. Las mismas valoran muy positivamente este trabajo al cumplir con sus necesidades y voluntades». Asensi recalca que las familias se sienten cuidadas y arropadas por los profesionales funerarios. «La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir», afirma.
Ya en el encuentro, la primera intervención corrió a cargo de Miguel Brotóns, director corporativo de compras y calidad de Grupo ASV, quien quiso poner cifras a la satisfacción de las familias a la hora de recibir los servicios de la empresa funeraria. «En España más del 75% de las familias nos califican con una puntuación de entre 9 y 10». En este cálculo, tal y como señala Brotóns, «adquiere la mayor ponderación el valor emocional del servicio. El trato y la atención personal es un factor clave que las familias valoran en gran medida». El directivo recordó que para cumplir con este objetivo su equipo de trabajo pone el foco en todo momento en las personas. «Gracias a ello prestamos un servicio excelente y es ahí donde reside nuestra vocación de servicio con las familias».
En esta misma línea, Carlos Macías, director médico en la Fundación 29 de febrero y con una dilatada carrera profesional en Hospitales HM, aseguró que la irrupción de la Inteligencia Artificial «difícilmente pueda suplantar el calor humano que las empresas funerarias mantienen con las familias en esos momentos tan difíciles». El facultativo quiso relacionar la atención médica y la singularidad de la experiencia del paciente con el servicio funerario en términos de empatía y atención personalizada. «No hay nada más humano ni nada más maravilloso que cuidar, por eso hablamos de mirar a cada paciente, a cada familia, cada momento y cada lugar», afirmó.
Aprovechando las vísperas del Día de los Difuntos, el Observatorio de los Servicios Funerarios quiere recordar las peticiones de las empresas que configuran el sector funerario para liberar la alta carga impositiva del IVA que recae sobre las familias en sus peores momentos, una ley armonizadora que unifique en lo básico las diferencias entre las familias por residir en una u otra comunidad autónoma. Y, por otro lado, la demanda de las propias confesiones religiosas, que recordaron a las empresas funerarias su idiosincrasia particular a la hora de despedir a sus seres queridos y cómo gestionar, de manera conjunta, la diversidad que comprende su liturgia y costumbres, una expresión, que se hace extensible a las comunidades autónomas para que adapten su normativa.
Las confesiones religiosas afrontan el reto de la diversidad
Ricardo García, Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Autónoma de Madrid, aclaró que «aunque España es un país laico, esto no significa que la población no tenga religión, sino todo lo contrario», una afirmación compartida por los cinco portavoces, dirigiéndose en una sola voz a las empresas funerarias para constatar la necesidad de asegurar que las familias, independientemente de su religión, puedan tener presente a su ser querido en el momento del duelo y la despedida del fallecido.
Luis Morente, miembro de la Unión Budista de España, quiso aclarar que «la consideración facultativa de la muerte no coincide con la budista, la cual forma parte de un proceso cuyo final es dictado por un maestro al darse ‘el cese de la respiración interna’». Durante el mismo, según apunta el representante, «es importante para nuestra comunidad budista dar apoyo y tranquilidad tanto a la persona como a su familia en todo momento». En el marco de este ritual, Morente ha puesto en valor la implicación de las empresas funerarias españolas y el servicio que prestan, permitiendo respetar aspectos importantes de la tradición tibetana, como la preservación del cuerpo durante los tres días posteriores al fallecimiento, para la tranquilidad de las familias.
El representante de la Comisión Islámica de España, Mohamed Ajana, denunció que «aún existen comunidades autónomas en España donde no hay cementerio para musulmanes» y apostilló que su comunidad quiere «tener también un lugar dentro de estos espacios donde enterrar, de acuerdo con el rito islámico, a sus fallecidos». Ajana explicó que la tradición musulmana en el proceso de sepultura se realiza «directamente en contacto con la tierra, con el cuerpo apoyado sobre la mano derecha y orientado hacia La Meca» algo que en muchas comunidades autónomas no permiten según las distintas regulaciones específicas.
La diversidad entre religiones, cada una con sus dogmas y rituales específicos, hace patente una necesidad compartida por todos los representantes espirituales: la presencia de profesionales suficientes y capacitados en todas y cada una de las comunidades autónomas españolas. En este aspecto, se pronunció Swami Rameshwarananda, de la Comunidad Védica de España, que advirtió cómo «frente a la falta de sacerdotes hindúes, las familias asumen la capacidad de crear por sí mismas el ambiente necesario para sus rituales funerarios, llegando incluso a montar sus propios altares». Rameshwarananda, en línea con su homólogo islámico, recordó a las administraciones autonómicas la necesidad de tener espacios propios de entierro para el finado.
En el otro extremo de la balanza se sitúa la religión católica, principal confesión en nuestro país por número de fieles. Su representante en el acto, Carlos López, de la Conferencia Episcopal Española, alertó de los «desafíos de agenda» que muchos párrocos enfrentan debido a la imprevisibilidad de los funerales, lo que interrumpe sus otras actividades regulares. Esta falta de recursos en la Iglesia, unida al desconocimiento entre las familias sobre las distintas estaciones religiosas para despedir a su ser querido, ha servido para que López haga un llamamiento a las empresas funerarias e invitarlas a explorar otras alternativas litúrgicas a las ya tradicionales exequias con las que «igualmente mantenemos a salvo nuestras costumbres», como la estación en el cementerio o en la propia vivienda del finado.
Leandro Roldan, miembro del Consejo Evangélico de Madrid, ha desgranado las prácticas funerarias que comprende su religión con especial énfasis sobre el acto de despedida per se. «Buscamos una despedida íntima en el cementerio o en el crematorio. Tras este acto, no realizamos eventos relacionados con el recuerdo al fallecido, pues los evangélicos consideramos que la despedida es un momento concluyente y definitorio en el proceso de duelo. Esto incluye, por ejemplo, al Día de todos los Santos que se celebra cada primero de noviembre».
Aunque en esta ocasión la comunidad judía no pudo estar presente, Moshé Bendahán, presidente de la Federación de Comunidades Judías, recordaba en la anterior edición del encuentro que «la fe de la existencia divina acompaña al judío durante toda su existencia. En la comunidad judía contamos con una hermandad santa, un grupo de personas que acude ante la llamada de la familia de un fallecido para dar el voto de fe final y el debido respeto al trasladar y tratar al fallecido», comentaba el rabino, algo muy reconfortante para las familias y que facilita las gestiones.
Tal y como afirma María Dolores Asensi, el Compromiso con las Familias de los Servicios Funerarios implica «identificar y caracterizar los diferentes tipos de funeral de acuerdo con las diferencias éticas, culturales, religiosas; las solicitudes de las familias y los servicios funerarios, quienes, en su compromiso con ellas, están fuertemente implicados a lo largo del proceso». Asensi recuerda que «desde el Observatorio seguiremos trabajando conjuntamente con todas las confesiones para que las empresas y sus profesionales conozcan y dominen los conceptos básicos necesarios para poder interactuar con las familias y tratar con el debido respeto los restos fúnebres de los finados».
Sobre el Observatorio de los Servicios Funerarios
El Observatorio de los Servicios Funerarios surge de la necesidad de hacer frente a los desafíos del sector funerario en España con el objetivo de crecer, conocer, compartir, mejorar y profesionalizar los servicios funerarios, logrando así la máxima calidad y servicio. Presentado en 2021 y, tras celebrar dos encuentros anuales, el Observatorio se ha incorporado recientemente a CEIM Confederación Empresarial de Madrid-CEOE y se ha constituido como una plataforma asesora y consultiva que busca el intercambio de conocimientos, experiencias y análisis de las necesidades del sector.
Su objetivo es unir y aglutinar esfuerzos entre profesionales de esta industria que comprende más de 1.000 empresas (el 80% de las cuales son pymes) y que representan el 0,14% del PIB de nuestro país. Más allá de su impacto económico, el Observatorio de los Servicios Funerarios pone el foco en el factor familia como eje central en la gestión de las empresas funerarias, independientemente de su tamaño, en la convicción de que ese camino marcará su desarrollo sostenible y competitividad futura.