El Vaticano acepta que se guarde una parte de las cenizas “en un lugar significativo para la historia del fallecido”
Un nuevo decreto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe -firmado por el Papa Francisco- en donde se flexibiliza la enseñanza católica sobre la custodia y el trato de las cenizas de los difuntos que han sido incinerados. Ahora ya se pueden conservar en osarios y también las familias puede colocar una pequeña parte de estas en «un lugar significativo».
Fue el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal italiana, quien planteó en octubre al Dicasterio la duda a través de una carta. preguntó al Dicasterio lo siguiente:
Teniendo en cuenta la prohibición canónica de esparcir las cenizas de los difuntos, ¿es posible preparar un lugar sagrado definido y permanente para la acumulación y preservación conjunta de las cenizas de los bautizados, indicando los detalles básicos de cada persona para que no perder la memoria de sus nombres, similar a lo que ocurre en los osarios, donde se depositan y conservan acumulativamente los restos mineralizados de los difuntos?
¿Se puede permitir que una familia guarde una parte de las cenizas de su familiar en un lugar que sea significativo para la historia del fallecido?
En este sentido, el dicasterio vaticano afirma que, excluyendo «cualquier tipo de malentendido panteísta, naturalista o nihilista», en cumplimiento de las normas civiles, si las cenizas del difunto se conservan en un lugar sagrado, la autoridad eclesiástica «podrá considerar y valorar la petición de una familia de conservar debidamente una mínima parte de las cenizas de su pariente en un lugar significativo» para su historia.
Por tanto, la Iglesia admite, «la posibilidad de verter las cenizas en un único lugar común, como ocurre con los osarios, pero preservando la memoria con el nombre de cada uno de los difuntos».
El documento recuerda también que la Iglesia aprueba la cremación: «La fe nos dice que resucitaremos con la misma identidad corporal que es material» pero esta transformación «no implica la recuperación de las partículas idénticas de materia que formaron el cuerpo».
Sin embargo, se recuerda en este nuevo documento que, ante por ejemplo problemas económicos, «es posible preparar un lugar sagrado, definido y permanente para la acumulación y conservación de las cenizas de los difuntos bautizados, indicando los datos personales de cada uno para no dispersar la memoria nominal».
Dado que algunas legislaciones no permiten dividir las cenizas de los difuntos, el Dicasterio añadió que la segunda pregunta surgió de un diálogo entre obispos de distintos países al que dio voz el cardenal Zuppi, y consideró la posibilidad desde un punto de vista teológico y no civil.