El cementerio y la ermita de Pastores vuelven a manos del pueblo tras un acuerdo histórico con la Iglesia
En la pequeña localidad de Pastores, Salamanca, ocurrió algo que parecía imposible: la Iglesia Católica devolvió al pueblo su ermita y su cementerio sin necesidad de pasar por los tribunales. Este gesto, inédito en el contexto de las polémicas inmatriculaciones eclesiásticas, ha sido recibido con alivio y esperanza por los vecinos, que durante generaciones cuidaron y mantuvieron estos espacios como propios.
La historia comenzó cuando el alcalde de Pastores, Jorge Lázaro (PSOE), descubrió en 2021 que tanto la ermita como el cementerio estaban registrados a nombre del Obispado de Ciudad Rodrigo. Esto salió a la luz gracias a la publicación del listado de bienes inmatriculados entre 1998 y 2015, un proceso que permitió a la Iglesia inscribir a su nombre miles de propiedades en España, con la simple certificación de los obispos, sin demostrar su titularidad real.
“Nos enteramos al revisar el listado y decidimos reclamar lo que, por derecho, pertenece al pueblo”, explicó Lázaro. Según el regidor, la ermita había sido inmatriculada en 2015, mientras que el cementerio constaba en el registro desde 1930 tras una confusa cesión en los años 40. Sin embargo, los vecinos siempre asumieron su mantenimiento y conservación sin apoyo externo.
Un diálogo que cambió la historia
Decidido a actuar, el alcalde, acompañado por el teniente de alcalde, visitó el Obispado de Ciudad Rodrigo. Lejos de lo esperado, el diálogo con el vicario fue fluido y conciliador. “No pusieron ninguna objeción. Nos ofrecieron por escrito la cesión de la ermita y el cementerio”, relató Lázaro. El Ayuntamiento sometió el acuerdo a votación en el pleno municipal y luego formalizó la transferencia con un notario.
Este desenlace supone un hito. Normalmente, la Iglesia no renuncia a los bienes inmatriculados y, en muchos casos, los ayuntamientos se ven obligados a iniciar largos y costosos procesos judiciales que pocas veces resultan favorables. La inmatriculación otorga a la Iglesia una apariencia legal de propiedad que los jueces raramente revierten, incluso cuando existen pruebas de titularidad pública.
Recuperar lo que es del pueblo
La ermita y el cementerio, hasta ahora en situación de abandono, han sido recuperados y puestos en valor por el Ayuntamiento. “El cementerio estaba lleno de escombros, con cruces rotas y paredes sin pintar. Desde que lo recuperamos, lo hemos rehabilitado con ayuda de los vecinos”, afirmó Lázaro.
El alcalde también tiene planes para la ermita. “Queremos organizar una inauguración formal e invitar al obispo. Si viene, aprovecharemos para plantearle la cesión de la iglesia a largo plazo. El pueblo necesita un salón de usos múltiples, y la iglesia pasa la mitad del año cerrada”, añadió.
Un precedente significativo
La decisión del Obispado de Ciudad Rodrigo no ha pasado desapercibida. Organizaciones como «Recuperando», que luchan por revertir las inmatriculaciones, ven en este gesto un reconocimiento implícito de que estas inscripciones fueron irregulares. “Nadie devuelve algo si tiene plena seguridad de su propiedad. Este acto demuestra que la inmatriculación no se sustentaba legalmente”, explicó Antonio Manuel Rodríguez, portavoz de la organización.
Desde la perspectiva de los vecinos, la devolución representa mucho más que una simple cuestión legal: es el retorno de un patrimonio histórico y emocional, que durante años cuidaron con esfuerzo. “Aquí nunca vino el obispo a arreglar nada, todo lo hemos hecho nosotros. Esto siempre fue del pueblo”, concluyó el alcalde.
El caso de Pastores, Salamanca, no solo marca un precedente en el debate de las inmatriculaciones, sino que también demuestra que, con diálogo y voluntad, es posible devolver a los pueblos lo que por derecho les pertenece.