La incineración, la despedida más elegida por las familias tras la tragedia de la DANA en Valencia
La última decisión nunca es fácil. Tras la devastadora DANA que golpeó Valencia el pasado 29 de octubre, las familias de las víctimas mortales se encuentran ante uno de los momentos más duros: despedir a sus seres queridos. En medio de la tristeza y el caos que dejó el temporal, la mayoría está optando por la incineración.
Según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), esta tendencia no es nueva en la Comunidad Valenciana, donde hasta el 80 % de los servicios funerarios ya correspondían a incineraciones antes de la tragedia. Sin embargo, en esta ocasión, la decisión responde también a una necesidad práctica: muchos cementerios locales están inoperativos debido a los daños.
Para las familias afectadas, la alternativa es trasladar los cuerpos a otros municipios o esperar. La opción de conservar los cuerpos en cámaras refrigeradas hasta que los cementerios estén operativos sigue siendo viable, pero «alarga demasiado el duelo», advierte Alejandro Quinzán, secretario general de Panasef. Y es que, en momentos tan delicados, la espera se vuelve insoportable.
La tragedia ha sido especialmente dura en los municipios del área metropolitana de Valencia, donde se registraron 211 víctimas mortales. De ellas, 84 cuerpos ya han sido entregados a las familias para que puedan realizar las exequias fúnebres, según datos oficiales.
«Estamos preparados», asegura Quinzán, explicando que las empresas funerarias han estado coordinándose desde el fin de semana pasado, previendo el volumen de trabajo. Además, la respuesta solidaria no ha tardado en llegar: empresas funerarias de comunidades vecinas como Cataluña y Castilla-La Mancha han ofrecido su ayuda.
Afortunadamente, la Comunidad Valenciana cuenta con una infraestructura robusta para la incineración, con 80 hornos crematorios, lo que la sitúa como la segunda región con más instalaciones de este tipo en España.
Mientras las familias toman la difícil decisión, la prioridad es acompañarlas con respeto y eficiencia en un proceso que nunca resulta fácil. El duelo es un camino que cada uno recorre a su manera, pero para muchos, optar por la incineración es también una forma de cerrar una etapa más rápidamente y comenzar a sanar.
En medio del dolor que ha dejado la DANA, la capacidad de respuesta y la solidaridad se han convertido en pilares para afrontar esta crisis. Porque, en definitiva, en los momentos más difíciles, lo que importa es despedir a los que se han ido con dignidad y amor.